Sufrimiento - La trucha arcoíris, una de las especies más explotadas, puede sufrir hasta 21 minutos antes de perder la conciencia si se la deja morir al aire, una técnica común que implica agonía constante sin necesidad de aplicar ningún sistema especializado
La travesía mortal del salmón y los secretos de supervivencia de una migración al borde del colapso
Los menús no muestran cómo se mata. Tampoco los envases. Las bandejas de pescado no incluyen imágenes de agitación ni cifras de mortalidad. En las cocinas, en los restaurantes y en los supermercados, el dolor animal es un tema que ni se menciona. La percepción general ante lo que llega al plato excluye el proceso que lo ha hecho posible, especialmente cuando no implica sangre visible o sonidos que incomoden. En ese hueco de indiferencia se sostiene buena parte del sistema alimentario actual, que relega la cuestión del sufrimiento animal a un plano inexistente, especialmente en lo que respecta a los peces de cría.
Esa desconexión se refleja en los métodos de sacrificio utilizados en piscifactorías. Según la investigación publicada en Scientific Reports por un equipo liderado por Cynthia Schuck-Paim del Welfare Footprint Institute, los peces mueren en procedimientos que generan un dolor extremo y prolongado.
Los métodos más extendidos implican una agonía prolongada y evitable
La forma más habitual de sacrificio sigue siendo sacar al animal del agua y dejarlo morir por falta de oxígeno, una práctica que no requiere tecnología ni inversión adicional. En el caso de las truchas arcoíris, una de las especies más explotadas en acuicultura, se documentaron periodos de entre 1,9 y 21,7 minutos de sufrimiento intenso antes de perder la conciencia si se las deja asfixiar al aire. El tiempo medio registrado en ese proceso fue de 10 minutos, una duración en la que el animal permanece consciente en estados dolorosos, incapaz de escapar.
El estudio dividió ese proceso en cuatro fases: exposición al aire, asfixia, agotamiento metabólico y reducción de la actividad cerebral. En cada una de ellas se registran reacciones fisiológicas que evidencian malestar físico y emocional, como aumento del cortisol, espasmos musculares o desajustes del pH en sangre. Tan solo cinco segundos después de salir del agua, el pez activa una respuesta neuroquímica que en humanos se asocia con emociones negativas como la ansiedad o el pánico.

Los resultados indican que el impacto no solo es amplio en duración, sino también en intensidad. Tal como explican los autores en el artículo original, “cuando se estandariza por el peso del pez, esto corresponde a una media de 24 minutos de dolor por cada kilogramo de producción”. En algunos casos, ese valor se duplicó, superando una hora de malestar severo. En algunos casos, ese valor superó los 60 minutos de malestar grave por kilo.
Esa estimación, basada en el Welfare Footprint Framework, introduce una metodología nueva para calcular el sufrimiento animal. La herramienta permite asociar estados negativos —como angustia, pánico o dolor físico— a una duración concreta, lo que permite compararlos con más claridad. Su aplicación a la piscicultura ha puesto cifras concretas a lo que hasta ahora solo se intuía.
La industria prioriza la rentabilidad frente a la reducción del sufrimiento animal
La elección del método de sacrificio no depende exclusivamente del conocimiento científico. Buena parte de la industria continúa utilizando técnicas rudimentarias porque resultan más baratas. Según los datos incluidos en el estudio, el aturdimiento eléctrico podría evitar hasta 20 horas de dolor por cada dólar invertido en tecnología. A pesar de eso, muchos productores lo descartan por el coste inicial o la falta de regulación que los obligue a adoptarlo. Ese método, si se aplica correctamente, puede dejar al pez inconsciente en menos de un segundo.
El problema se agrava en ausencia de supervisión legal. En varios países europeos y también en Estados Unidos, la normativa sobre bienestar animal durante el sacrificio no incluye a los peces o solo lo hace de forma superficial. Eso permite que métodos como la asfixia o el enfriamiento en hielo sigan considerándose aceptables, pese a las consecuencias que implican.

En esa línea, el texto advierte que “el impacto del bienestar y la eficacia de cualquier método de aturdimiento también depende críticamente del proceso de captura, viéndose afectado por factores de estrés acumulados antes del sacrificio”. La suma de manipulación, hacinamiento y tiempo sin agua influye directamente en la experiencia de sufrimiento.
Las implicaciones del estudio no se limitan al ámbito científico. Al visibilizar cómo mueren millones de peces de cultivo cada día, se introduce una cuestión ética que afecta tanto a los productores como a quienes compran y consumen esos productos. A diferencia de lo que ocurre con mamíferos y aves, en el caso del pescado el debate sobre bienestar animal apenas se ha planteadoa pesar de que el impacto acumulado es gigantesco: se calcula que cada año se sacrifican entre 1 y 2 billones de peces en todo el mundo.
Ponerlo sobre la mesa requiere admitir que los peces también sienten dolor y que ese dolor se puede reducir si se actúa. El artículo subraya esa idea con una frase clara: “Nuestros hallazgos ofrecen las primeras estimaciones cuantitativas del dolor durante el sacrificio de peces, mostrando el alcance del bienestar que se podría mejorar mediante métodos efectivos de aturdimiento”.
El jefe de la oposición plantea a los independentistas "claridad y vigilancia", pero les abre la puerta a pactar cuando llegue al Gobierno. Algo que, ha asumido, "no va a ser un paseo por el campo": "No cabe el descuido ni el exceso de confianza"
El PP encumbra a Feijóo con el 99,24% de los votos en un congreso manso por la urgencia de echar a Sánchez
“No vamos a hacer un cordón sanitario a Vox. Es la tercera fuerza del país, sus votantes merecen respeto y no estoy dispuesto a arrinconarles”. Así ha presentado el reelegido líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, sus credenciales para intentar ser presidente del Gobierno tras las próximas elecciones, sean estas cuando sean. En el discurso de clausura del XXI Congreso Nacional del PP, Feijóo ha dicho también estar dispuesto a negociar con los independentistas, a los que ha ofrecido “claridad y vigilancia” y pactos “dentro de la ley y la Constitución”. “O Sánchez o yo”, ha afirmado ante un partido entregado.
Feijóo fue reelegido ayer con el 99,24% de los votos. Este domingo ha cerrado el cónclave con un discurso en el que ha presumido de fuerza orgánica. “Aquí está todo el PP. Todos juntos, todos los que hemos construido el partido”, ha dicho en el arranque. Pero el congreso nacional ha tenido una ausencia notable: la de Pablo Casado. Su predecesor, orillado por quienes una vez lo auparon, no tiene asiento en ningún acto del partido desde que osó poner en duda la honorabilidad de Isabel Díaz Ayuso.
“El equipo me ha pedido por favor que no improvise”, ha bromeado desde el escenario, flanqueado por grandes banderas de España y de la UE. Pero en el PP nadie quería que un patinazo del líder pudiera ensombrecer un congreso a su mayor gloria, manso, en el que nadie ha planteado ninguna batalla interna real.
Todo el partido contiene el aliento ante unas encuestas contra las que el líder ha alertado al final: “No va a ser un paseo por el campo. Si algo sacamos en claro en 2023 es que frente a un adversario que solo conoce la ley de su propia ambición y desesperación no cabe el descuido ni el exceso de confianza. No nos confiemos con la sonrisa de las encuestas. La única sonrisa que vale es la de las urnas”.
Durante 45 minutos, Feijóo ha desgranado un discurso en el que ha optado por no centrarse en los problemas del PSOE, sino en su futurible proyecto de Gobierno. Con todo, los escribas del líder del PP han hecho un remedo del histórico “yo acuso” de Émile Zola, quien denunció de esa forma el llamado 'affaire Dreyfus', una acusación injusta contra un militar francés en el siglo XIX. Zola señaló las falsedades judiciales que se lanzaron contra el capitán, atacado por fuerzas económicas, políticas y mediáticas reaccionarias.
“Yo acuso al presidente del Gobierno de intentar quebrar deliberadamente la convivencia entre los españoles. Le acuso de bloquear la concertación política para aprovecharse del enfrentamiento entre españoles. De dejar la centralidad y someterse a las minorías. De olvidar que España es una nación. De retorcer la Constitución y violentar en su provecho el principio de legalidad que a todos nos obliga”.
“Le acuso de trocear el Estado, las fronteras, la caja común, la acción exterior, la política migratoria. De colonizar las instituciones para expandir su poder. Y de promover la desigualdad entre ciudadanos. Los números no mienten: la España de 2025 es más desigual que la de 2018. Es verdad”. Un dato que no es cierto: El riesgo de pobreza ha bajado del 20% por primera vez desde 2008.
Feijóo ha asumido “tres compromisos concretos”. Primero, “un plan de regeneración democrática que garantice contrapesos al poder, instituciones sin servidumbres políticas y con dirigentes neutrales”. Segundo, “convocar elecciones” si presenta presupuestos y no se los aprueban. Tercero: “Nunca separaré a los españoles con el dedo desde el Palacio de la Moncloa”.
Poco después aseguró que, si gobierna, no va a reunirse con EH Bildu, partido a quien impondrá un “cordón sanitario” mientras “no pidan perdón” por los crímenes de ETA ni ayuden “a resolver los asesinatos pendientes”.
Pactar con Vox... y con Junts
“Solo hay dos opciones” tras las próximas elecciones, ha sostenido. “O Sánchez o yo, no hay más”. “Y yo quiero un Gobierno en solitario”, ha añadido, para decir que buscará “alianzas en el Congreso”.
Con Bildu no, pero con quien sí pactará Feijóo para llegar al poder es con Vox. No es una novedad, ya que en 2023 los de Santiago Abascal fueron los únicos que apoyaron su investidura, además de UPN y Coalición Canaria. Pero el líder del PP ha querido remarcar esta idea con varias declaraciones concretas.
Según ha dicho, la “primera frase” del hipotético discurso de investidura que pronuncie tras las próximas elecciones “será para declarar que el muro entre españoles ya no existe”. “Se acabó la pesadilla”, ha añadido. La referencia al “muro” no es nueva. La lleva usando desde 2023 para citar, erroneamente, a Pedro Sánchez, quien dijo que “el único muro eficaz contra las políticas de la ultraderecha en comunidades y ayuntamientos ha sido el Gobierno de España”.
Por si quedaban dudas, Feijóo ha remachado: “No vamos a hacer un cordón sanitario a Vox. Es la tercera fuerza del país, sus votantes merecen respeto y no estoy dispuesto a arrinconarles”.
El líder del PP ha advertido de que puede darse la misma circunstancia que tras el 23J. “¿Qué pasa si faltan votos?”, se ha preguntado. “Lo que ya pasó hace unos años”, ha dicho. “No voy a dar lo que no quiero ni puedo. No voy a firmar nada que vaya en contra de lo que hemos aprobado aquí. Nada es nada. Lo siento”, ha afirmado.
Pero Feijóo sí ha abierto la puerta a pactar con los independentistas, incluido Junts. A estas fuerzas les ha ofrecido “claridad y vigilancia”. “No me dedico a engañar a nadie, tampoco a ellos”, ha afirmado. “Fuera de la ley y de la Constitución, nada de nada”, ha sostenido, para añadir que no va “a consentir más desafíos al país”.
Ayer mismo, el alcalde de Badalona y presidente del congreso del PP, Xavier García Albiol, también defendió los pactos con los independentistas. “No veo problema en llegar a un acuerdo con Junts para una moción de censura”, dijo en declaraciones a los medios. El uso de la palabra “claridad” no es baladí. La norma que rige un referéndum de independencia en Canadá se llama precisamente “ley de claridad” y permitió reconducir los problemas con Quebec. En 2023, Feijóo se planteó el indulto a Carles Puigdemont como parte de un acuerdo para su investidura.
Feijóo también ha dicho que se abrirá a pactar con el PSOE. Eso sí, sin Pedro Sánchez al frente. “Con este PSOE es imposible pactar, con el sanchismo no se puede acordar. Lo sé por experiencia”, ha dicho. Una afirmación falsa, ya que Feijóo y Sánchez han pactado desde la renovación del CGPJ y el Tribunal Constitucional a leyes o incluso una reforma constitucional. “Eso no significa renunciar a los consensos en los asuntos que lo requieren”, ha afirmado. “La Presidencia del Gobierno exige grandeza y la voy a tener”, ha dicho.
Dureza con los migrantes, inconcreción en defensa
Feijóo también ha esbozado levemente algunas de las acciones que pondrá en marcha si llega al Gobierno. El líder del PP ha recuperado su ya clásico “plan de regeneración democrática e institucional” y se ha comprometido a aprobar el Plan de Vivienda del PP en el primer Consejo de Ministros, que consiste básicamente en liberalizar suelo, reducir controles y bajar impuestos.
Una idea que ha hecho extensible a todos los ciudadanos. “Vamos a bajar los impuestos”, ha dicho de forma genérica, sin concretar. Además ha dicho que va a “incrementar los médicos de familia”, pese a reconocer que es una competencia autonómica, y a aprobar un Pacto Nacional del Agua.
Pero el mayor aplauso se lo ha llevado al hablar de las personas migrantes y, a continuación, de seguridad. Una relación que hoy no ha explicitado, a diferencia de lo que hizo en campaña, aunque sí ha trazado una línea que une ambos fenómenos.
Feijóo ha dicho que va a “reducir la inmigración ilegal”, algo que, ha sostenido, “parece razonable”. “¿Cómo no va a ser razonable reducir lo ilegal?”, se ha cuestionado, para añadir que no va a “simplificar un problema complejo”. El líder del PP sí ha reconocido que España “necesita” a las personas migrantes. “Quien viene a trabajar, sin problemas”.
“Hay que reforzar la seguridad”, ha añadido a continuación, “para caminar tranquilos, tranquilas, por las calles de España”. Y “seguridad para aquellos que velan por ella”. Es decir, para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. “Merecen recursos, reconocimiento y autoridad. Y la tendrán”, ha sostenido.
Menos claro ha sido en política de Defensa y, en concreto, sobre el gasto militar. Feijóo ha intentado no comprometerse a cumplir el 5% del PIB en defensa que exige la OTAN y EE UU, aunque ha dado pistas de que sí está dispuesto a cumplirlo.
Ante el PP, no ha querido decirlo, pero se ha excusado en que no tiene la información. “Me gustaría deciros hasta la última cifra de esta cuestión”, ha asegurado. “Pero en tres años, por primera vez en la democracia española, el Gobierno no ha hablado con el principal partido de España, ni de política de defensa ni de política exterior”.
Eso sí, ha afirmado: “Si firmo un papel, lo cumplo”. Una referencia a la reciente cumbre de la OTAN en la que Sánchez se negó a asumir ese 5%. En el PP han dicho, a la vez, que España sí se comprometió y que el país se quedó aislado de sus aliados. Fue, de hecho, lo que expresó este sábado el jefe del PP Europeo, el alemán Manfred Weber, quien arremetió contra Sánchez por desmarcarse
Finalmente, Feijóo ha anunciado “una Ley de Lenguas para que todos los niños españoles puedan ser educados en español”.
Ayuso: “Vamos a estar en todo momento a tu lado” (y “vigilantes”)
Antes de Feijóo, ha intervenido Isabel Díaz Ayuso como anfitriona del congreso. La presidenta madrileña sí ha dedicado la más de media hora que ha estado en el escenario para arremeter con todo contra Pedro Sánchez, como suele.
La dirigente ha verbalizado la unidad que el PP ha teatralizado durante todo el fin de semana: “Vamos a estar en todo momento a tu lado”. “Qué valentía hay que tener para ponerse al frente de este morlaco en este momento”, ha asegurado. “Por eso te vamos a acompañar”, ha sostenido. Eso sí, le ha advertido: “Y vamos a estar vigilantes”.
“Miles de personas nos hemos reunido este fin de semana para decir a los españoles que esta terrible situación que estamos viviendo llega a su fin, que somos una de las naciones sin las que el mundo no se entendería y que un madrileño de Galicia, con este enorme equipo detrás, va a devolver España a los españoles, como sucedió en la Transición”.
El secretario de Organización del PSPV-PSOE, Vicent Mascarell, anuncia que han llevado el acto vandálico a los juzgados y recuerda que "estos ataques se producen horas después de un Comité Federal en el que se ha demostrado que las mujeres socialistas valencianas son las protagonistas del cambio y de la solución"
El PSPV-PSOE denuncia el ataque a su sede en València con pintura y una sábana con el logo del partido tachado
El PSPV-PSOE ha anunciado este domingo que ya ha formalizado denuncia ante el juzgado, que ya ha abierto diligencias, por los ataques contra su sede de València y ha advertido que “estamos ante unos actos premeditados que tienen nombre y apellidos: Partido Popular”. Así se ha pronunciado este domingo el secretario de Organización del PSPV-PSOE, Vicent Mascarell, en declaraciones a los medios de comunicación durante las que ha defendido que “esta sede que ha sido atacada volverá a abrir en unas horas, porque los socialistas vamos a continuar trabajando y no vamos a permitir que nos callen”.
En este sentido, el dirigente socialista ha señalado que este ataque a la sede de los socialistas valencianos es consecuencia “de violencia verbal ejercida contra el presidente del Gobierno y dirigentes socialistas por parte de Aznar, Feijóo y M.Rajoy” y ha exigido “una condena directa y contundente por parte del Partido Popular”.
Además, ha insistido en que “ese 'quien pueda hacer que haga' del señor Aznar con la complicidad directa y activa de Feijóo y Mazón son el origen de los ataques que hemos vivido esta noche” los cuales, ha remarcado, “no son fruto de la improvisación ni una gamberrada de un sábado por la noche, es un ataque organizado para el que se necesitan recursos económicos y premeditación”.
Asimismo, Mascarell ha recordado que “estos ataques se producen horas después de un Comité Federal en el que se ha demostrado que las mujeres socialistas valencianas, como Rebeca Torró, Pilar Bernabé y Diana Morant, son las protagonistas del cambio y de la solución” y ha puesto en valor que tras el Comité Federal de este fin de semana queda demostrado que “los socialistas confían en esta federación y en sus mujeres, lo que supone una consolidación del poder valenciano en el Partido Socialista”: “Ofrecemos una mirada feminista, desde la periferia y en valenciano que estamos convenidos nos hará mejores y más eficaces”.
Finalmente, el secretario de Organización del PSPV-PSOE, Vicent Mascarell, ha explicado que “los socialistas a lo largo de la historia hemos padecido muchos ataques como estos con los que han intentado que estemos callados y se nos ha perseguido, pero siempre hemos y vamos a seguir defendido la democracia y la libertad”.
El síndic del PP en les Corts, Juanfran Pérez Llorca, ha condenado los hechos a través de sus redes sociales con el siguiente mensaje: “Cuando hicieron pintadas en la sede del PP de la Comunitat Valenciana eché de menos la condena por parte de las demás formaciones políticas pero yo no voy a ser como ellos y quiero condenar estos hechos que han ocurrido en la sede del PSOE de la Comunitat Valenciana”.
La alcaldesa de València, la popular María José Catalá, también ha condenado “firmemente el ataque a la sede del PSPV en València” y ha afirmado que “la violencia nunca es el camino. Defender la democracia es también rechazar estos actos, vengan de donde vengan”.
Poco visitada - La torre nació como solución conjunta entre RTVE, TV3 y Telefónica para centralizar las emisiones durante los Juegos del 92 y preservar el entorno natural de la montaña barcelonesa
Las 'peores' obras de los mejores arquitectos: una guía por la Barcelona arquitectónica que despegó en los 90
A 560 metros sobre el nivel del mar, con un ascensor acristalado que asciende hasta una plataforma pública, se encuentra uno de los puntos más altos y desconocidos de Barcelona y Catalunya. La décima planta de esta estructura, ubicada en plena sierra de Collserola, permite observar el perfil de Mallorca cuando el cielo lo permite.
Ese mirador, situado a 115 metros del suelo, forma parte de una torre de telecomunicaciones que sobrepasa de largo cualquier otro edificio del territorio catalán. Lo curioso es que, a pesar de ser visible desde gran parte de la ciudad, rara vez alguien se detiene a nombrarla.
La propuesta olímpica que evitó llenar el Tibidabo de antenas
El proyecto se formalizó tras una decisión del entonces alcalde Pasqual Maragall, que en 1987 propuso a RTVE, TV3 y Telefónica crear una única infraestructura para las emisiones audiovisuales de los Juegos Olímpicos. La propuesta perseguía evitar la saturación de mástiles en la montaña del Tibidabo, y derivó en la convocatoria de un concurso internacional de ideas.
Un año después, el diseño seleccionado fue el del arquitecto británico Norman Foster, que trabajó junto a la firma Ove Arup & Partners para dar forma a una torre que debía encajar en el paisaje sin generar impacto ambiental excesivo.

La Torre de Collserola se construyó en solo veinticuatro meses, un plazo muy ajustado que obligó a ejecutar varias fases de forma simultánea. Las plataformas de acero que forman su cuerpo central se montaron a ras de suelo y, una vez listas, fueron elevadas e instaladas alrededor del eje principal.
Este tubo vertical, hueco por dentro, combina hormigón y acero, y fue ideado con un diámetro de apenas 4,5 metros para no alterar el entorno de la colina de Vilana, donde se levanta la estructura. El conjunto se completa con un mástil telescópico de 38 metros y una celosía de acero de otros 45, anclada al suelo con tirantes de kevlar para evitar interferencias.
La torre entró en funcionamiento en la primavera de 1992 y desde entonces se ha mantenido como el núcleo de telecomunicaciones de Catalunya. A través de ella se transmiten el 100 % de los canales de televisión y el 95 % de las emisoras de radio que se reciben en el área metropolitana de Barcelona. También sirve de punto de enlace para la red autonómica.
La infraestructura pertenece a la Sociedad Anónima Torre de Collserola, formada por Telefónica de España (30,40 %), Retevisión (41,75 %), el Centre de Telecomunicacions i Tecnologies de la Informació de la Generalitat (22,85 %) y la Entidad Metropolitana del Transporte (5 %).
Más alta que cualquier edificio de Catalunya y con un interior muy funcional
En total, la torre alcanza los 288 metros de altura, contando con los 20 metros enterrados bajo tierra. El fuste de hormigón soporta doce plataformas metálicas que alojan los equipos técnicos. A 84 metros del suelo comienza la secuencia de plantas, cada una con 429 metros cuadrados de superficie útil. Los equipos se mueven mediante un ascensor técnico, y una grúa instalada en la parte más alta permite ubicar las antenas en su posición definitiva.

Una de estas plataformas, situada a 115,5 metros sobre el terreno, está abierta al público como mirador. Al encontrarse en una colina de 445 metros de altitud, la perspectiva resultante es una vista a 560 metros sobre el mar, que abarca desde el núcleo urbano hasta la sierra del Cadí-Moixeró. En días despejados incluso puede distinguirse la Tramuntana mallorquina. Este espacio también se alquila para actos empresariales, como señaló la promotora del recinto en una nota informativa: “Contamos con una zona habilitada para eventos, con servicios de cáterin y atención personalizada”.
Pese a su envergadura y ubicación, que la hace visible desde cualquier parte de la ciudad, la Torre de Collserola permanece fuera de los itinerarios turísticos convencionales. Aunque supera con creces en altura a la Sagrada Família o la torre Agbar, no recibeni de lejos el mismo flujo de visitantes a diario ni forma parte de las fotos habituales. En cambio, actúa como columna vertebral de las comunicaciones en la región y ha mantenido intacta su función original más de tres décadas después de su inauguración.
Una vida de sufrimiento -
Dentro del universo de Frida Kahlo, la militante comunista que convirtió la adversidad en arte
Una cama de hospital en mitad de una galería. Invitados cruzando la sala mientras una mujer recostada entre almohadas los saluda con la misma frialdad con la que mira a los médicos. Frida Kahlo acudió a su primera exposición individual en México en camilla, rodeada de yeso, tubos y morfina. Fue en 1953.
Aquella escena dejó claro que su cuerpo estaba tan presente en su obra como en su vida pública, convertido en un testimonio vivo de resistencia. Quedaba un año para su muerte y cada parte de su cuerpo ya llevaba demasiadas operaciones a cuestas.
El dolor no fue un episodio aislado en su vida. Lo arrastró desde la infancia, cuando la poliomielitis le dejó una pierna atrofiada y una cojera permanente. A los dieciocho, un tranvía embistió el autobús en el que iba. Un pasamanos metálico le atravesó la pelvis y, según contaría más tarde, entró en ella “como una espada en un toro”. Lo dijo en una entrevista recogida por el diario El Universal.
El accidente que truncó su carrera médica dio origen a una forma de arte profundamente íntima
La columna quedó fracturada en tres zonas, la clavícula se rompió, el hombro derecho se dislocó y la pierna derecha se hizo añicos. Las lesiones fueron tan graves que los médicos no pensaban que pudiera sobrevivir; cada órgano afectado supuso una amenaza concreta a su vida. Permaneció un mes en el hospital y varios más inmovilizada, cubierta por un corsé de yeso desde el pecho hasta la cadera.
Aquel accidente truncó su sueño de ser médica. Fue en ese periodo de convalecencia cuando empezó a pintar, con la ayuda de un espejo colocado sobre la cama. Se retrató a sí misma con el cuerpo vendado, las entrañas abiertas y los clavos incrustados en la piel. El lienzo fue su manera de mostrar lo que no podía explicar. Nunca representó la escena del choque, pero transformó cada dolor posterior en imágenes.

La pintura La columna rota de 1944, conservada en la colección Dolores Olmedo en Ciudad de México, representa su espalda como una estructura agrietada, sustituida por una columna jónica a punto de derrumbarse. En ella, como en casi todos sus cuadros, aparece de frente, erguida, atravesada por clavos, con la mirada firme. El corsé que la sostiene, igual que el paisaje árido de fondo, refuerza esa tensión entre fragilidad y resistencia constante que marcó su existencia.
El deterioro físico avanzó con los años. Las operaciones se sucedieron. Algunas llegaron a fracturarle de nuevo la columna para intentar recolocarla. En 1946 le fusionaron vértebras y colocaron una barra metálica en la espalda. Ese mismo año pintó Árbol de la esperanza, donde se retrata doble: una Frida desnuda, con heridas abiertas, y otra sentada, vestida con ropa tradicional, sujetando un corsé quirúrgico. El cartel que sostiene en la mano dice: “Árbol de la esperanza, mantente firme”. El contraste entre ambas versiones de sí misma resume su forma de afrontar el sufrimiento, siempre dispuesta a reivindicar tanto su cuerpo herido como su dignidad personal.
En su diario, tal como recoge la biografía escrita por Hayden Herrera, Frida escribió: “Soy la desintegración”. Acababan de amputarle la pierna derecha por complicaciones derivadas de una gangrena. Esa pérdida se sumó al dolor constante de su columna, a la dependencia de la morfina y al deterioro de su salud mental. En palabras de Herrera, “el dolor era su única compañía constante”. La amputación no solo alteró su movilidad, sino que golpeó de lleno su identidad física, ya castigada por años de operaciones fallidas.
La imposibilidad de ser madre se convirtió en uno de los grandes vacíos de su vida adulta
Además del sufrimiento físico, la imposibilidad de tener hijos marcó sus años de madurez. A raíz del accidente, cada embarazo se convirtió en una amenaza para su vida. Pese a eso, lo intentó varias veces. En Henry Ford Hospital representa su cuerpo ensangrentado, tendido en una cama, rodeado por un feto, un útero y objetos quirúrgicos unidos por cordones umbilicales. La obra refleja, sin metáforas, su duelo tras una pérdida gestacional en Detroit. Ese cuadro, uno de los más crudos de su producción, expresa con exactitud la soledad y el vacío que le provocó perder ese hijo que deseaba tener.

Las relaciones personales tampoco fueron un refugio. Su matrimonio con Diego Rivera estuvo atravesado por infidelidades, celos y rupturas. La traición que más la marcó fue la de su propia hermana Cristina. De aquel golpe emocional nació Recuerdo en 1937, donde se muestra con una gran herida en el pecho y el corazón sangrando sobre el suelo.
En otra pintura, Autorretrato con el pelo corto, se representa con un traje masculino y el cabello cortado, sujetando unas tijeras como símbolo del final del vínculo con Rivera. Ese cambio de imagen no fue solo simbólico; representó también una forma de asumir el control sobre su cuerpo tras años de dependencia emocional.
Frida Kahlo murió el 13 de julio de 1954. Tenía 47 años. Su cuerpo fue velado en el Palacio de Bellas Artes, con una hoz y un martillo sobre el féretro. Hasta el último momento, usó su cuerpo para dejar constancia de lo vivido. El dolor, lejos de paralizarla, fue el lenguaje que eligió para contar su historia. Cada obra dejó constancia de una herida concreta, de una operación, de una ausencia, de una frustración. Pintó lo que dolía, porque era lo que le quedaba.