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Poco visitada - La torre nació como solución conjunta entre RTVE, TV3 y Telefónica para centralizar las emisiones durante los Juegos del 92 y preservar el entorno natural de la montaña barcelonesa
Las 'peores' obras de los mejores arquitectos: una guía por la Barcelona arquitectónica que despegó en los 90
A 560 metros sobre el nivel del mar, con un ascensor acristalado que asciende hasta una plataforma pública, se encuentra uno de los puntos más altos y desconocidos de Barcelona y Catalunya. La décima planta de esta estructura, ubicada en plena sierra de Collserola, permite observar el perfil de Mallorca cuando el cielo lo permite.
Ese mirador, situado a 115 metros del suelo, forma parte de una torre de telecomunicaciones que sobrepasa de largo cualquier otro edificio del territorio catalán. Lo curioso es que, a pesar de ser visible desde gran parte de la ciudad, rara vez alguien se detiene a nombrarla.
La propuesta olímpica que evitó llenar el Tibidabo de antenas
El proyecto se formalizó tras una decisión del entonces alcalde Pasqual Maragall, que en 1987 propuso a RTVE, TV3 y Telefónica crear una única infraestructura para las emisiones audiovisuales de los Juegos Olímpicos. La propuesta perseguía evitar la saturación de mástiles en la montaña del Tibidabo, y derivó en la convocatoria de un concurso internacional de ideas.
Un año después, el diseño seleccionado fue el del arquitecto británico Norman Foster, que trabajó junto a la firma Ove Arup & Partners para dar forma a una torre que debía encajar en el paisaje sin generar impacto ambiental excesivo.

La Torre de Collserola se construyó en solo veinticuatro meses, un plazo muy ajustado que obligó a ejecutar varias fases de forma simultánea. Las plataformas de acero que forman su cuerpo central se montaron a ras de suelo y, una vez listas, fueron elevadas e instaladas alrededor del eje principal.
Este tubo vertical, hueco por dentro, combina hormigón y acero, y fue ideado con un diámetro de apenas 4,5 metros para no alterar el entorno de la colina de Vilana, donde se levanta la estructura. El conjunto se completa con un mástil telescópico de 38 metros y una celosía de acero de otros 45, anclada al suelo con tirantes de kevlar para evitar interferencias.
La torre entró en funcionamiento en la primavera de 1992 y desde entonces se ha mantenido como el núcleo de telecomunicaciones de Catalunya. A través de ella se transmiten el 100 % de los canales de televisión y el 95 % de las emisoras de radio que se reciben en el área metropolitana de Barcelona. También sirve de punto de enlace para la red autonómica.
La infraestructura pertenece a la Sociedad Anónima Torre de Collserola, formada por Telefónica de España (30,40 %), Retevisión (41,75 %), el Centre de Telecomunicacions i Tecnologies de la Informació de la Generalitat (22,85 %) y la Entidad Metropolitana del Transporte (5 %).
Más alta que cualquier edificio de Catalunya y con un interior muy funcional
En total, la torre alcanza los 288 metros de altura, contando con los 20 metros enterrados bajo tierra. El fuste de hormigón soporta doce plataformas metálicas que alojan los equipos técnicos. A 84 metros del suelo comienza la secuencia de plantas, cada una con 429 metros cuadrados de superficie útil. Los equipos se mueven mediante un ascensor técnico, y una grúa instalada en la parte más alta permite ubicar las antenas en su posición definitiva.

Una de estas plataformas, situada a 115,5 metros sobre el terreno, está abierta al público como mirador. Al encontrarse en una colina de 445 metros de altitud, la perspectiva resultante es una vista a 560 metros sobre el mar, que abarca desde el núcleo urbano hasta la sierra del Cadí-Moixeró. En días despejados incluso puede distinguirse la Tramuntana mallorquina. Este espacio también se alquila para actos empresariales, como señaló la promotora del recinto en una nota informativa: “Contamos con una zona habilitada para eventos, con servicios de cáterin y atención personalizada”.
Pese a su envergadura y ubicación, que la hace visible desde cualquier parte de la ciudad, la Torre de Collserola permanece fuera de los itinerarios turísticos convencionales. Aunque supera con creces en altura a la Sagrada Família o la torre Agbar, no recibeni de lejos el mismo flujo de visitantes a diario ni forma parte de las fotos habituales. En cambio, actúa como columna vertebral de las comunicaciones en la región y ha mantenido intacta su función original más de tres décadas después de su inauguración.