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Una turista devuelve piezas robadas de Pompeya tras culparlas de su cáncer y años de mala suerte
Identificación fotográfica] 12 Junio 2025, 12:15

Una turista devuelve piezas robadas de Pompeya tras culparlas de su cáncer y años de mala suerte

Superstición - En su carta, Nicole vinculaba su sufrimiento con una maldición provocada por los fragmentos que guardó durante más de una década, convencida de que llevaban impresa la violencia de su origen

El hallazgo de Pompeya que muestra el intento de supervivencia en una casa en obras durante la erupción

Las vitrinas del Antiquarium de Pompeya muestran una docena de cartas arrugadas, sobres con tachaduras y objetos mínimos que alguna vez cruzaron medio mundo dentro de una maleta sin declarar. Lo que no aparece en el inventario es el miedo. Un miedo que no se ve, pero que muchos han sentido al llevarse algo que no les pertenecía, como si las almas atrapadas bajo la ceniza fueran capaces de seguir reclamando lo que un día fue suyo.

Algunas personas aseguran haber notado su presencia en sueños, en dolores inexplicables o en accidentes consecutivos. En 2020, una mujer canadiense que viajó al yacimiento quince años antes quiso librarse de esa carga.

Una carta canadiense llegó con fragmentos de cerámica y una historia personal de desgracias

La devolución incluyó dos fragmentos de mosaico, partes de una ánfora y un trozo de cerámica mural. Todos los objetos procedían de la antigua ciudad romana sepultada por la erupción del Vesubio en el año 79 d.C. El paquete fue remitido a una agencia de viajes de Campania, con una carta manuscrita como única identificación.

La remitente firmaba como Nicole y aseguraba haber vivido una larga racha de problemas tras sustraer los objeto: “La gente murió de una forma tan horrible y yo me llevé azulejos relacionados con ese tipo de destrucción”. En su mensaje, solicitaba que las piezas fueran entregadas al Parque Arqueológico.

La carta explicaba que tenía poco más de veinte años cuando visitó Pompeya por primera vez y era “estúpida”, por lo que no comprendía la gravedad de sus actos. Justificaba su husto con una frase que dejaba ver arrepentimiento: “Quería tener un pedazo de historia que nadie pudiera tener”.

La misiva iba más allá del robo. Detallaba un historial de enfermedades y dificultades económicas que ella asociaba una maldición. La mujer señalaba que había padecido cáncer de mama en dos ocasiones y que la segunda intervención derivó en una mastectomía doble. A eso se sumaban complicaciones financieras dentro de su familia.

La motivación para devolver los restos, por lo tanto, no tanto por el remordimiento. Nicole apuntaba que las piezas parecían transmitir una carga negativa vinculada a la tragedia que arrasó Pompeya: “Cogí un pedazo de historia capturado en un tiempo con mucha energía negativa asociada”. Su testimonio añadía un matiz personal. Afirmaba que también había regalado una de las piezas a una amiga, aunque reconocía no saber si ella también la devolvería.

Historias de culpa y redención

La agencia que recibió el paquete actuó de intermediaria y notificó a las autoridades del parque. No era la primera vez. Desde hace años, el personal de conservación ha documentado decenas de devoluciones similares. Algunas incluían fragmentos de yeso, pequeños ladrillos, piedrecillas o partes de frescos arrancados sin demasiada planificación.

La mayoría de los remitentes compartían una misma justificación: los objetos traían consigo una secuencia de desgracias. Según confirmaron fuentes del parque al medio CNN, muchos de esos paquetes estaban acompañados de cartas manuscritas en las que se hablaba de enfermedades, ruinas familiares o accidentes encadenados.

En el caso de Nicole, la carta terminaba con una petición clara. Decía que ella y su familia eran personas decentes, que no querían seguir sintiendo ese peso. En sus palabras, “no quiero transmitir esta maldición a mi familia, a mis hijos ni a mí misma”.

El paquete también contenía otra carta enviada por una pareja canadiense, que aseguraba haber robado piedras del mismo lugar ese mismo año. En su texto pedían perdón por no haber pensado en el sufrimiento de las personas que murieron en la erupción.

El Parque Arqueológico confirmó que algunas de estas cartas se conservan como parte del archivo del Antiquarium, donde también se exponen varios de los objetos devueltos. Aunque su valor arqueológico no es elevado, las misivas ofrecen una visión antropológica que ayuda a entender la relación emocional de quienes visitan el lugar con lo que ocurrió allí.


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