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Una barca tallada en piedra y una figura sentada podrían representar una de las formas más antiguas de expresión del poder político en el valle del Nilo
Así gobernaban los primogénitos en el Antiguo Egipto, según un nuevo estudio
Un nuevo hallazgo en la región de Asuán, al sur de Egipto, ha reavivado las discusiones sobre cómo se formó uno de los primeros Estados de la historia. Se trata de un grabado rupestre que muestra una barca procesional con una figura humana sedente, que algunos arqueólogos interpretan como una posible representación de poder en los albores de la Primera Dinastía, hacia el 3100 a. C.
El descubrimiento fue publicado recientemente en la revista Scientific Reports, donde se argumenta que esta imagen, tallada en una superficie rocosa de la región de Nag el-Hamdulab, cerca de la moderna Asuán, podría ofrecer una valiosa perspectiva sobre la iconografía política en el Egipto protodinástico. La figura sentada, en posición destacada dentro de la barca, ha sido comparada con representaciones posteriores de reyes o figuras de autoridad.
Papel clave en los procesos de consolidación territorial
La región de Asuán, situada en la frontera sur del Egipto antiguo, desempeñó un papel clave en los procesos de consolidación territorial. Desde allí partían muchas de las expediciones hacia Nubia y otros territorios del sur, y es probable que funcionara como punto de control simbólico y logístico durante la expansión del Alto Egipto. Este contexto geográfico refuerza la importancia del hallazgo como posible testimonio del ejercicio de poder en una zona estratégica.
Más allá de su valor artístico, el grabado plantea cuestiones clave sobre el papel del arte rupestre en la construcción del poder político. Tradicionalmente, las expresiones de autoridad en el Egipto antiguo se han asociado con soportes monumentales, como las paletas votivas o los relieves de templos. Sin embargo, este hallazgo sugiere que el arte rupestre también podría haber sido un medio relevante para proyectar legitimidad y control territorial en los primeros momentos de centralización del poder.

¿Qué representan las barcas?
En la cosmovisión egipcia, las barcas no solo eran vehículos fluviales: representaban el viaje solar del dios Ra y el tránsito hacia el más allá. Su uso en el arte político de la época podría reflejar un intento de legitimar al gobernante asociándolo con el orden cósmico. La imagen de una figura sentada en una embarcación podría simbolizar no solo liderazgo terrestre, sino una conexión espiritual o divina con los ciclos del universo.
El debate sigue abierto
El estudio realiza un análisis tipológico y comparativo del grabado, situándolo estilísticamente en la transición entre el periodo protodinástico y la Primera Dinastía. Aunque no hay inscripciones jeroglíficas que permitan identificar al personaje representado, su posición central en la composición y el tratamiento visual del conjunto apuntan a una intención de expresar jerarquía.
Este tipo de representaciones visuales son escasas para la época, lo que convierte al grabado en un documento arqueológico de gran relevancia. Sumado a otras evidencias tempranas, como la paleta de Narmer o las tumbas reales de Abydos, contribuye a una visión más matizada del proceso de formación estatal en el antiguo Egipto. Más que un evento repentino, la unificación del Alto y el Bajo Egipto parece haber sido un proceso gradual, en el que símbolos de poder circularon por distintos soportes y regiones.
El hallazgo de Asuán no cierra el debate, pero aporta una pieza más a un rompecabezas aún incompleto. ¿Fue esta barca una representación local del poder? ¿O una manifestación temprana del control ejercido desde el norte? Las respuestas, por ahora, siguen inscritas en la piedra.