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Itinerarios accesibles y llenos de encanto para recorrer entornos naturales en calma, perfectos para quienes buscan experiencias al aire libre sin esfuerzo ni complicaciones
La ruta de senderismo que está custodiada por un castillo del siglo XI y en un pueblo de apenas 70 habitantes
En un país donde los senderos de alta montaña, las travesías de varios días y los retos deportivos acaparan buena parte de las guías de naturaleza, puede resultar difícil encontrar alternativas accesibles para quienes simplemente desean caminar sin complicaciones. Personas que no se consideran senderistas —o que buscan rutas tranquilas y breves— suelen quedar fuera de los itinerarios más difundidos, pese a que la geografía española ofrece propuestas muy adecuadas para quienes se inician o desean disfrutar de un paseo sin exigencias.
Más allá de los desniveles pronunciados o los terrenos abruptos, existen recorridos que ofrecen paisajes memorables, trazados bien mantenidos y ausencia casi total de dificultades técnicas. Este tipo de rutas, cada vez más valoradas por familias, personas mayores o caminantes ocasionales, permiten disfrutar de la naturaleza sin necesidad de experiencia previa, bastones ni botas de travesía.
En ese contexto, hay senderos breves, con pendientes suaves o inexistentes, que atraviesan valles fluviales, bosques o vías recuperadas del pasado ferroviario. Su principal virtud no es el reto físico, sino la armonía con el entorno y la facilidad con que permiten una experiencia gratificante al aire libre.
La Ruta del Alba en Asturias
Ubicada en pleno Parque Natural de Redes, en el concejo asturiano de Sobrescobio, la Ruta del Alba es una de las sendas más frecuentadas de la región, y no por casualidad. Se trata de un itinerario lineal de aproximadamente 14 kilómetros (ida y vuelta) que sigue el curso del río Alba desde la localidad de Soto de Agues hasta la zona de La Cruz de los Ríos. El recorrido, de baja dificultad y pendiente muy suave, invita a recorrer un entorno de gran valor ecológico sin más requisito que unas zapatillas cómodas.
El primer tramo discurre sobre una pista hormigonada, apta para todo tipo de caminantes. A lo largo del camino, el rumor constante del agua, los robles, castaños y abedules y la presencia ocasional de fauna salvaje acompañan el avance sin sobresaltos. La senda está incluida en el Inventario de Rutas de Interés del Principado y forma parte de la Red de Espacios Naturales Protegidos de Asturias.
Además del atractivo paisajístico, el recorrido ofrece elementos de interés etnográfico e histórico: antiguos cargaderos de mineral, restos de infraestructura hidráulica y un puente de piedra se suceden a lo largo del valle. En su tramo final, la senda se estrecha ligeramente, sin dejar de ser cómoda, hasta llegar a una pequeña cascada que actúa como punto culminante.

Senda de la Fuente de la Pisadera en Segovia
Lejos del Cantábrico y en un paisaje muy distinto, la provincia de Segovia ofrece una ruta corta, sencilla y muy accesible en pleno Parque Natural Hoces del Río Riaza. Se trata de la Senda de la Fuente de la Pisadera, un recorrido de 2 kilómetros, perfectamente señalizado y pensado para disfrutar del paisaje sin esfuerzo. El punto de inicio del sendero es de acceso directo y sin ninguna dificultad.
La ruta se desarrolla por un terreno completamente llano, con suelo natural compacto, sin escalones ni tramos de pendiente. A lo largo del camino, el visitante puede disfrutar de la vegetación característica del parque así como de vistas al cañón fluvial que define este espacio protegido. Aunque el recorrido es breve, resulta muy gratificante para quienes buscan una inmersión rápida en la naturaleza, con la garantía de seguridad y orientación que ofrecen los paneles informativos del itinerario.
Uno de los principales atractivos de esta senda es su entorno: el Parque Natural Hoces del Riaza es un lugar de gran valor ecológico, en el que habita una de las colonias más importantes de buitres leonados de Europa.
La Ruta del Ferrocarril, también conocida como Vía Verde del Eo
El occidente asturiano, a menudo menos transitado que otras zonas de la comunidad, guarda una joya discreta para los amantes de los paseos tranquilos: la Ruta del Ferrocarril, también conocida como Vía Verde del Eo. Este recorrido de poco más de 13 kilómetros (ida y vuelta) sigue el antiguo trazado del ferrocarril minero que conectaba A Pontenova, en Galicia, con San Tirso de Abres, en Asturias.
La ruta es completamente llana y presenta un firme regular de tierra compactada, ideal para quienes desean caminar sin preocuparse por el calzado técnico o los desniveles. Su principal aliciente, además del trazado sencillo, es el paisaje fluvial que acompaña todo el camino: una sucesión de meandros, bosques de ribera y antiguos túneles ferroviarios adaptados para el paso peatonal. En primavera y verano, la vegetación exuberante convierte el recorrido en un corredor verde de gran belleza.
Una de las características más destacadas de esta vía es su accesibilidad: es apta para peatones, ciclistas, personas mayores e incluso familias con carritos. No hay cruces peligrosos ni tramos exigentes. Desde el punto de partida, la ruta permite un paseo de ida y vuelta sin dificultad, con áreas de descanso y paneles interpretativos.