![Identificación fotográfica] Identificación fotográfica]](https://wanted.love/uploads/news-logo/2025/07/12/6036/big-d2e521e206.jpg?auth=c0cbafdb1fd5da8cac24775f8179a0c54818daf10aedf23ece73204fcfd0cd03)
“Puede que el Real Club de Valderrama esté cerrado”, advertía Siri con su falta de empatía y elocuencia, amén de su abundancia de datos. Apenas asomaba el sol por Sotogrande a las seis de la mañana y ya entraban los jugadores por la puerta del atildado club de golf, un madrugón de arrea que, sin embargo, permitió ver una paleta de colores diferente, rayos anaranjados y rojizos, verde de las briznas más intenso, relucir de la bola entre alcornoques. Y aunque por la megafonía ya atronaba Shiver de John Summit y Levitating de Rüfüs du Sol al tiempo que los jugadores calentaban desde el range [zona de prácticas], era un golf sin demasiado colorido ni vítores porque la gente no respondió a la llamada, pocos aficionados durante el día. “Todo está muy tranquilo, sí”, reconocía Phil Bretherton, el jefe de seguridad de Jon Rahm en todos los torneos del LIV -menos por Estados Unidos-, brazos tatuados y tez cobriza, sentido del humor —“¿tengo un problema?”, cuestionó cuando se le requirió por el nombre—, sombra inequívoca de Jon. Cuatro hoyos más tarde, acabada la primera jornada que se suspendió el viernes por el viendo y las posiciones de las banderas, quedaba mucho por jugar, otra vuelta entera. La que encumbró de nuevo a Talor Gooch (-7), líder con cuatro golpes de ventaja sobre Dustin Johnson (-3), cinco sobre Grace (-2) y seis sobre Rahm, Kozuma, Reed y Smith (-1), únicos bajo par.