![Identificación fotográfica] Identificación fotográfica]](https://wanted.love/uploads/news-logo/2025/06/29/4601/big-76724942e8.jpg?auth=165ad6fa3811ba620dcc18765dee5c92b4f1b4bcf7318c4e9f40812319fd2a35)
McLaren es un equipo particular por episodios como el que se vivió este domingo en Austria, donde Lando Norris y Oscar Piastri se dieron cera de la buena sin que la cúpula de la escudería interviniera. Y si lo hizo, su mediación fue tan sutil que ninguno de sus pilotos pudo usarlo como pretexto para justificarse. Dos semanas después del lamentable desenlace que se dio en Canadá, donde Norris se vino demasiado arriba y terminó contra el muro cuando intentaba adelantar a su compañero a la desesperada, el piloto de Bristol consiguió redimirse en cierto modo, con una defensa impecable del liderato en Spielberg, ante el asedio del australiano, una especie de Terminator en miniatura, por fiable y frío. La batalla entre la pareja de la escudería de los bólidos papaya tuvo varios asaltos, divididos en dos oleadas, divididas por las visitas a los talleres. De entrada, Piastri le tiró el coche a Norris hasta en tres ocasiones, antes de que se abriera la ventana de las paradas. El primero en cambiar de gomas fue el británico, que lo hizo tres giros antes que su compañero. Ese margen les separó provisionalmente en la pista, les mandó a sus respectivos rincones, dejando para más adelante el pulso definitivo.