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Los biberones más antiguos eran de barro y con forma de animal: así alimentaban a los bebés en el Neolítico
Identificación fotográfica] 13 Junio 2025, 08:15

Los biberones más antiguos eran de barro y con forma de animal: así alimentaban a los bebés en el Neolítico

Cuidado infantil - Las boquillas estrechas dificultaban la limpieza, lo que facilitaba la proliferación de bacterias y explicaría las enfermedades y muertes tempranas registradas en restos óseos de la época

El condón de 200 años que se exhibe en el Rijksmuseum de Ámsterdam: con un grabado erótico y hecho del intestino ciego de una oveja

Despertar cada pocas horas. Sujetar al bebé mientras se esfuerza por succionar. Sentir cómo el cuerpo se vacía sin descanso. En la prehistoria, amamantar no solo implicaba alimentar, también era una carga física constante que caía sobre mujeres que, aunque no participaban en la caza ni en los trabajos más pesados, asumían en solitario la crianza sin descanso, sin relevo, sin pausa posible. La necesidad de buscar soluciones prácticas creció aún más cuando los partos se espaciaban menos y había que alimentar a varios hijos a la vez.

Los análisis confirmaron que estos recipientes se usaban con bebés demasiado pequeños para ser amamantados

La aparición de pequeños recipientes de arcilla con picos alargados en 2019 ofreció una prueba reveladora de esa búsqueda de alternativas. Algunos se moldearon con formas de animales fantásticos y se depositaron en tumbas infantiles de hace más de 3.000 años, en la región que hoy es Baviera. Su reducido tamaño y diseño apuntan directamente a un uso específico: alimentar a bebés demasiado pequeños para usar cuencos comunes. El hallazgo, junto al análisis químico de su interior, permitió confirmar que contenían leche procedente de animales domésticos como vacas, cabras y ovejas.

Los análisis realizados por el equipo de la Universidad de Bristol, liderado por la investigadora Julie Dunne, demostraron que esos utensilios se usaban para alimentar a recién nacidos cuando no eran amamantados por sus madres. En sus palabras, la relevancia del descubrimiento reside en que “es la primera vez que se ha podido identificar el tipo de alimento que se daba a los bebés prehistóricos”. La información obtenida a través del estudio, publicado en la revista Nature, no solo documenta un cambio en la forma de cuidar a los lactantes, también apunta a una posible consecuencia demográfica de gran alcance.

Los recipientes estaban junto a restos de bebés en sus tumbas
Los recipientes estaban junto a restos de bebés en sus tumbas

Según la bioarqueóloga Siân Halcrow, que colaboró con el equipo, introducir leche animal en la dieta infantil habría afectado directamente a la fertilidad de las mujeres: “Hay pruebas clínicas de que cuando las mujeres están lactando atraviesan un periodo de infertilidad”. A partir de esta observación, el equipo plantea que el uso de leche animal pudo haber facilitado nacimientos más frecuentes, algo que encajaría con el aumento poblacional registrado en el Neolítico.

Los recipientes localizados en las tumbas infantiles datan de entre el 1200 y el 800 a. C., aunque se sospecha que la práctica de alimentar a los bebés con este tipo de objetos podría remontarse a tiempos más antiguos. La posibilidad de que se usaran incluso antes ha llevado a los investigadores a plantear nuevos análisis sobre recipientes de épocas anteriores, que podrían arrojar resultados similares si conservaran restos orgánicos.

El contexto en el que se han encontrado estos objetos no deja lugar a dudas sobre su función. Las tumbas pertenecían a niños muy pequeños, algunos de ellos lactantes, y los recipientes estaban depositados junto a los restos. La forma de los biberones —algunos con aspecto de animal imaginario, otros más simples pero igualmente pequeños y ergonómicos— refuerza la idea de que fueron concebidos específicamente para bebés. En palabras de Julie Dunne, esos objetos reflejan un vínculo afectivo concreto: “Son divertidos. También parecen un pequeño juguete”.

La falta de higiene en los biberones prehistóricos pudo haber contribuido a la alta mortalidad infantil

Los arqueólogos habían interpretado en el pasado que este tipo de vasijas podía haber servido para alimentar a personas ancianas o enfermas. Sin embargo, el hallazgo en tumbas infantiles y el análisis molecular del contenido refutan esa hipótesis. Según Halcrow, la importancia de estos datos reside en ampliar el foco de estudio hacia una parte de la población históricamente ignorada: “Ampliar nuestra mirada para incluir a los niños y niñas del pasado es muy importante por varias razones”.

El descubrimiento también abre una nueva vía para investigar las condiciones de higiene en que se criaba a los bebés. Los recipientes, con boquillas extremadamente finas, eran difíciles de limpiar, y su uso reiterado pudo haber favorecido la transmisión de bacterias perjudiciales. Halcrow señala que “estos biberones habrían sido muy insalubres y habrían introducido todo tipo de gérmenes en la dieta de los lactantes”. Esto podría explicar las tasas elevadas de mortalidad infantil documentadas en restos óseos de la época.

Las conclusiones del estudio no solo aportan información sobre los hábitos alimenticios, también invitan a reexaminar el papel de las mujeres en las sociedades antiguas. Como apunta Dunne al comentar el sesgo histórico en los estudios arqueológicos, “a veces, la investigación sobre las mujeres tiende a quedar en segundo plano frente a lo que hacían los hombres en la prehistoria”. Incluir las prácticas relacionadas con el cuidado infantil en la narrativa arqueológica permite completar el retrato de aquellas comunidades.


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