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La peluda espera pacientemente en una protectora a que una familia la adopte y cuide de ella
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¿Qué hacer si encuentro un perro abandonado? Todo lo que hay que tener en cuenta para auxiliar al animal
Yoko sobrevivió por suerte. Esta perrita, una pastora del Cáucaso, estaba andando sola por mitad de la carretera cuando fue avistada por un conductor, que se paró con el ánimo de convencerla y llevarla a un lugar seguro, por lo menos donde no pudiera ser atropellada. Y ella, lejos de mostrar desconfianza, reaccionó como pocos: nada más abrir el maletero, subió sin pensarlo.
Luego, recaló en la Asociación de Defensa, Ayuda y Rescate Animal Adayra de Madrid. Los voluntarios se pusieron manos a la obra y lograron contactar con la familia, aunque no se comportase como tal. Fueron a buscarla, pero la desatención hacia la perra era habitual por su estado y por las informaciones que llegaban de los vecinos de la zona. De hecho, “se escapaba a menudo”.
La asociación les ofreció hacerse cargo de la peluda. Les dijeron porque “un día les iba a dar un disgusto”: “Le dijimos que podía dejarla con nosotros si quería”. En un primer momento, rechazaron la oferta. Sin embargo, a las dos semanas se pusieron en contacto con ellos para entregarla definitivamente.
A la espera de una familia de verdad
Tras protagonizar varias escapadas, Yoko llegó a un sitio seguro, aunque no lo suficientemente cómodo para su tamaño. Se trata de un pastor del Cáucaso, conocido como un perro guardián de propiedades, cazador de lobos y guardián de prisiones de no menos de 50 kilos en cualquier caso y más de 60 en el caso de los machos.
En su caso, es una peluda de poco más de dos años que ahora presenta un gran estado. No fue así cuando llegó a la protectora. En ese momento, pesaba 40 kilos cuando tenía que pesar 55 kilos. También llegó llena de nudos y espigas en su frondoso pelo.
“Yoko ya está bien físicamente. Ha pasado de estar siempre cansada y seria a disfrutar de los patios, de otros perros, de los paseos, del cariño de todos los voluntarios. Y nunca, nunca, ha dejado de ser un amor”, aseguran desde la Asociación de Defensa, Ayuda y Rescate Animal Adayra en una publicación en sus redes sociales.
Sus cuidadores no pierden la esperanza de que, por fin, recale en un hogar donde reciba todos los mimos que se merece: “Enamora a todo el que la conoce, pero de momento no ha tenido suerte”. Los interesados en que forme parte de su familia se pueden poner en contacto con la protectora a través de su web o de sus redes sociales.