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Hay estudios que aseguran que estos animales pueden comer hasta 2,5 kilos de materia vegetal seca al día y unos 500 gramos de brotes de matorral y hojas
En Castellón está el único lugar de España donde los humanos conviven con cabras 'voladoras'
En un verano tan caluroso como el que estamos viviendo, cualquier aliado para prevenir las llamas, sobre todo en zonas agrarias secas y de difícil control por parte de los bomberos, es más que bienvenido. Y si ese aliado ayuda no solo a prevenir incendios, sino que también mejora la calidad de nuestros campos y del medio ambiente, ese aliado se hace tan imprescindible como impagable.
Seguramente fue parte de lo que partieron los ideólogos de llevar cabras hasta zonas forestales de Burgos, concretamente las de Valtierra de Albacastro y Rebolledo Traspeña. Entre otras cosas porque consideraban que las cabras eran capaces de hacer el trabajo de una desbrozadora. Y es que hay estudios que aseguran que estos animales pueden comer hasta 2,5 kilos de materia vegetal seca al día y unos 500 gramos de brotes de matorral y hojas. Y, evidentemente, ni tienen batería ni funcionan con gasolina, lo que minimiza el impacto en el medio ambiente, por eso son una excelente alternativa a la utilización de maquinaria pesada.
Además de su papel como “bomberas” forestales, sus excrementos actúan como fertilizante natural enriqueciendo el suelo y, en zonas de difícil acceso o en las que la mano de obra es costosa, representan la opción más económica. El Geoparque Las Loras (Aguilar de Campoo, Palencia), consciente de esta realidad, ha decidido apostar por la ganadería caprina para el aclareo y ha transportado un rebaño desde Brañosera, en tierras palentinas.
Así, el rebaño mencionado “trabajará” hasta finales de año en los montes de las localidades burgalesas con el objetivo de favorecer la biodiversidad vegetal, faunística y micológica del lugar, reducir el riesgo de incendio forestal y permitir la entrada de otro tipo de ganado. En la acción, enmarcada en el Laboratorio GAD-EX -un proyecto que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea-NextGenerationEU-, participan Itagra, Argeol y la Fundación Entretantos.
El cese del aprovechamiento tradicional comunal de las “suertes” para la producción de leñas durante los últimos 50 años ha generado una masa forestal que supone un alto riesgo de incendio forestal e imposibilita el aprovechamiento ganadero. De ahí que, antes de ejecutarse esta iniciativa -la sexta del Laboratorio GAD-EX- se hayan efectuado otras actuaciones de mejora de los montes orientadas a fomentar la producción de pasto y facilitar el acceso del ganado caprino.
“Estos tratamientos selvícolas han reducido la alta densidad de robledal de estos bosques, que estaban muy cerrados y eran muy frágiles frente a incendios”, explica Asier Saiz, director general de Itagra. De esta forma, se ha aclarado la masa y se han sacado los árboles en peores condiciones, lo que, por un lado, ha permitido la generación de leñas para el propietario de los montes y, por otro, fomentará el crecimiento de una masa forestal más sana y vigorosa.
Leña y masa resistente
Además, los restos vegetales y de las podas se han triturado e incorporado al suelo, generándose así montes muy interesantes para la introducción de las cabras, excelentes desbrozadoras naturales, ecológicas y más económicas que la maquinaria. “Es decir, de un bosque sin uso hemos obtenido leña y estamos generando una masa más resiliente y resistente”, continua Saiz, quien señala que esta acción “podría replicarse en muchos otros montes del territorio”. Esta intervención también pretende impactar de manera positiva en la biodiversidad de estos terrenos y contribuir a la creación de un mosaico con zonas más cerradas y otras más abiertas.
Para el desarrollo de esta acción ha sido imprescindible la implicación de Gonzalo Diez, ganadero que desde los 22 años se dedica a la ganadería caprina en la localidad palentina de Brañosera y que no dudó cuando se le solicitó colaboración para esta intervención. La cercanía de los montes burgaleses en los que ya están trabajando sus cabras de raza blanca andaluza fue una de las razones que le animaron a aceptar la propuesta, pero también el hecho de que su participación y la de sus animales vaya a hacer posible la consecución de los dos objetivos principales de esta acción: el aclareo de los montes de una forma sostenible y su recuperación como zonas de pasto.