Repetir apagado

1

Repetir uno

all

Repetir todo

El pueblo de Huesca donde se encuentra un gran templo budista
Identificación fotográfica] 07 Julio 2025, 08:15

El pueblo de Huesca donde se encuentra un gran templo budista

Fundado en 1984 por el lama tibetano Drubgyu Tenpa, discípulo directo de Kalu Rinpoche, el centro nació con el propósito de preservar y transmitir las enseñanzas del linaje Kagyü del budismo vajrayana

La ruta de senderismo más recorrida de toda España nace en Huesca

En una pequeña localidad de apenas unas decenas de habitantes, en el corazón del Pirineo aragonés, se alza uno de los mayores centros budistas de tradición tibetana en Europa. Panillo, una pedanía perteneciente al municipio de Graus (Huesca), alberga desde hace casi cuatro décadas el monasterio Dag Shang Kagyü, un complejo espiritual que incluye una gran estupa, un templo principal decorado según la iconografía tibetana y una comunidad residente de lamas y practicantes.

Ubicación elegida por el entorno

Fundado en 1984 por el lama tibetano Drubgyu Tenpa, discípulo directo de Kalu Rinpoche, el centro nació con el propósito de preservar y transmitir las enseñanzas del linaje Kagyü del budismo vajrayana. La elección del lugar no fue casual: el aislamiento, el entorno natural y el silencio de Panillo ofrecían las condiciones idóneas para la práctica contemplativa. Con el tiempo, el pequeño templo inicial se convirtió en un complejo de referencia internacional, visitado por miles de personas interesadas en el budismo o en retiros de meditación.

El monasterio está concebido como un centro de retiro y estudio. En su interior, además de la estupa de 17 metros de altura, una de las más altas de Europa, se encuentran diversos espacios dedicados a la práctica espiritual: una gompa (sala de meditación), bibliotecas, alojamientos para residentes, una tienda de artesanía tibetana y una oficina que coordina la organización de actividades. La estupa, construida según los cánones arquitectónicos del budismo tibetano, está consagrada y contiene reliquias y textos sagrados.

El impacto que ha supuesto este templo

Dag Shang Kagyü ofrece retiros regulares, enseñanzas abiertas al público, prácticas rituales y formación para practicantes avanzados. El calendario anual incluye festivales budistas tradicionales, ceremonias de larga duración y visitas de maestros internacionales. Además de los lamas residentes, el monasterio acoge a voluntarios y estudiantes laicos que colaboran en las tareas cotidianas del centro, desde la cocina hasta el mantenimiento del recinto.

Aunque su vocación es estrictamente espiritual, el centro también ha tenido un impacto en el territorio. Panillo, que en los años ochenta contaba con apenas una decena de residentes, experimentó un modesto resurgir gracias a la actividad del templo. El contacto entre la comunidad budista y los vecinos del valle ha sido generalmente cordial, aunque marcado por el contraste cultural. Los responsables del centro han promovido una relación respetuosa con el entorno, evitando cualquier proselitismo y manteniendo una presencia discreta.

Más allá de lo religioso, el monasterio se ha convertido también en un punto de atracción turística y cultural. Visitantes de toda Europa acuden a conocer la estupa y el templo, atraídos por la singularidad del lugar. La arquitectura tibetana, los colores vivos y las banderas de oración contrastan con el paisaje árido del Prepirineo aragonés, generando una estampa inesperada. Las visitas están reguladas y requieren respeto por los espacios de recogimiento y por las normas del centro.

Fiel a sus raíces 40 años después

En un momento en que muchas comunidades rurales luchan por mantener su población y servicios básicos, la existencia de un centro espiritual como Dag Shang Kagyü en Panillo muestra un modelo distinto de revitalización: no basada en el turismo masivo ni en la urbanización, sino en el cultivo de una vida contemplativa. La presencia de lamas, monjas, voluntarios y visitantes ha reconfigurado la demografía local, pero sin alterar el paisaje ni la esencia del entorno.

Casi cuarenta años después de su fundación, el monasterio sigue activo y fiel a sus raíces. Los lamas que lo dirigen han sido formados en el Himalaya y en centros europeos, y la transmisión del linaje continúa con nuevas generaciones de practicantes. Panillo, sin proponérselo, ha quedado inscrito en el mapa global del budismo tibetano. Su templo no solo es una rareza arquitectónica, sino también un ejemplo de cómo lo espiritual puede echar raíces en territorios inesperados.


Comentarios (0)
1000