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El milagro de la luz o cuando el sol entra en esta catedral y se alinea con la girola, las vidrieras y el óculo
Identificación fotográfica] 11 Julio 2025, 18:15

El milagro de la luz o cuando el sol entra en esta catedral y se alinea con la girola, las vidrieras y el óculo

Se trata de un fenómeno muy visitado en la ciudad de Cuenca que solo ocurre dos veces al año, la próxima del 25 al 28 de julio

300 kilómetros separan a las dos primeras catedrales góticas construidas en toda la península

Dos veces al año, en el seno de la catedral de Cuenca, ocurre “el milagro de la luz”. Es decir, que los rayos de sol se cuelan, 33 días antes y después del solsticio de verano, alineándose de manera prodigiosa con la girola, las vidrieras y el óculo, impactando sobre dos de los elementos de mayor carga simbólica: el arca donde reposan los restos de San Julián, patrón de Cuenca, y el cuadro de la resurrección de Cristo.

La mencionada catedral es singular por las leyendas que la alimentan, como la de la salvación de todos cuantos entran en ella el día del juicio final, sino también por su variedad arquitectónica y su crisol de movimientos artísticos. A día de hoy, sigue escondiendo misterios en su seno. O milagros. Como el que se produce solo en dos ocasiones a lo largo de todo un año.

Concretamente, cuando se habla de antes y después del solsticio de verano nos referimos a las fechas que van de entre el 19 y el 22 de mayo y del 25 al 28 de julio. Y, justo en esos días y a una determinada hora, el sol alcanza su máxima declinación y durante varios días la altura máxima del astro rey no varía. Esto hace que sus rayos penetren en la catedral y se alineen con la girola y las vidrieras y a su vez con el óculo ubicado en la Transparente, centrándose su luz en puntos específicos, puntos que no reciben luz de forma baladí, sino que poseen una fuerte carga simbólica y bíblica.

La luz debería recaer íntegramente sobre el altar mayor de la catedral, pero el Transparente neoclásico colocado en el siglo XVIII se interpone entre ambos. Es por ello que los rayos recaen sobre el arca donde residen los restos del patrón de la ciudad de Cuenca, San Julián, situada en ese mismo Transparente tras el Altar Mayor. Además, la luz de las vidrieras laterales va a parar con un haz lineal sobre el cuadro de la resurrección de Cristo, adquiriendo un significado simbólico importante.

El profesor e investigador José María Rodríguez fue quien tituló su estudio “Manto de luz”, donde dio a conocer este fenómeno, asegurando que se trata de días donde “el sol alcanza su máxima declinación. Además, la luz de las vidrieras laterales va a parar con un haz lineal sobre el cuadro de la Resurrección de Cristo, adquiriendo un significado simbólico importante. La luz nos rescata de la oscuridad, aunque solo sea por un limitado espacio de tiempo”.

Milagro arquitectónico

La llamada “teología de la luz” tiene su origen en los siglos XIII-XIV, corriente de pensamiento que estudia el uso de la luz con fines simbólico-bíblicos e identifica belleza y luminosidad. La catedral manchega es un regalo del pasado histórico, un milagro arquitectónico, un punto de referencia artístico, histórico y cultural que permite volver al pasado de la ciudad y rememorar sus grandezas.

Se trata del templo principal de la ciudad de Cuenca. Inspiró su construcción la esposa de Alfonso VIII, Leonor de Plantagenet y se considera, junto a la de Ávila, la primera catedral gótica de toda Castilla. Las obras se iniciaron en el año 1196 y se finalizaron en el año 1257 aunque, como la mayoría de los edificios religiosos, ha sufrido transformaciones a lo largo del tiempo. Rodrigo de Luz Lamarca, doctor en Arquitectura, es de los que defiende, por ejemplo, que el principal templo de la ciudad fue cuna del gótico castellano e ideado para la custodia del Santo Grial. Y que fue construida sobre una iglesia paleocristiana atribuida al apóstol Santiago.

Lo curioso, y algo que distingue a la de Cuenca de otras catedrales, es la representación de animales que están presentes en sus arcadas góticas de finales del siglo XV. Estamos hablando del armadillo, el pez globo y la tortuga marina. Cuenca también cuenta con toda una serie de señales que llevan al pensamiento de que el grial estuvo por un tiempo en la ciudad. Como los doce huecos del triforio y los doce ángeles que se corresponden a la promesa apocalíptica, donde uno de esos ángeles sonríe y tiene en su seno una copa, mientras el resto están serios y con un libro en la mano, por lo que cree que allí se oculta uno de los mensajes sobre el grial escondido.


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