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Descubren huellas fósiles que revelan presencia humana en América miles de años antes de lo que se creía
Identificación fotográfica] 23 Junio 2025, 08:15

Descubren huellas fósiles que revelan presencia humana en América miles de años antes de lo que se creía

Una de las claves del nuevo estudio ha sido el análisis de microfósiles vegetales atrapados en las capas sedimentarias

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Un estudio reciente vuelve a poner en entredicho la cronología tradicional sobre la llegada del ser humano al continente americano. Investigadores de Estados Unidos y Reino Unido han confirmado, mediante nuevos métodos de datación, que las huellas descubiertas en el Parque Nacional de White Sands, en Nuevo México, tienen al menos 23.000 años de antigüedad. Esto implicaría que los primeros habitantes llegaron mucho antes de lo que hasta ahora se había creído, desplazando la fecha de poblamiento del continente miles de años atrás.

Un hallazgo que reabre el debate arqueológico

Las huellas, localizadas en 2021, provocaron desde el principio un fuerte debate en la comunidad científica. La datación inicial sugería una antigüedad inusualmente alta para el poblamiento humano de América. Ahora, el equipo responsable del hallazgo ha reforzado sus argumentos con un nuevo estudio que combina diversas técnicas: desde análisis de semillas hasta estudios detallados de granos de polen incrustados en los estratos donde se encuentran las huellas. Estas nuevas pruebas respaldan una antigüedad estimada de entre 21.000 y 23.400 años.

Hasta hace pocos años, la hipótesis dominante afirmaba que los humanos cruzaron desde Asia a América hace unos 13.000 años, utilizando un corredor terrestre por el estrecho de Bering. Sin embargo, los datos de White Sands contradicen este modelo, al sugerir una ocupación mucho más temprana. “Este estudio refuerza con más confianza que estos son rastros humanos que datan de ese periodo”, explica David Bustos, uno de los autores del trabajo publicado en Science Advances.

La cuenca norte de Tularosa que muestra el área de White Sands (“Dunas de arena de yeso”), la cuenca de deflación de Alkali Fat, el moderno lago Lucero y el actual río Lost, que drena hacia el suroeste a través del piedemonte distal hasta que es enterrado por las dunas de yeso (véase también la fig. S4). La línea de contorno de 1204 m se aproxima a la extensión propuesta del paleolago Otero
La cuenca norte de Tularosa que muestra el área de White Sands (“Dunas de arena de yeso”), la cuenca de deflación de Alkali Fat, el moderno lago Lucero y el actual río Lost, que drena hacia el suroeste a través del piedemonte distal hasta que es enterrado por las dunas de yeso (véase también la fig. S4). La línea de contorno de 1204 m se aproxima a la extensión propuesta del paleolago Otero

Microfósiles vegetales como herramienta de datación

Una de las claves del nuevo estudio ha sido el análisis de microfósiles vegetales atrapados en las capas sedimentarias. En particular, la identificación de especies como el espartillo (Ruppia cirrhosa) permitió afinar las fechas mediante la datación por carbono-14 de semillas específicas. Esta técnica, combinada con métodos anteriores, proporciona una robusta validación cruzada de las fechas propuestas.

Las huellas corresponden a múltiples individuos, entre ellos niños y niñas, lo que sugiere actividades cotidianas más allá de simples desplazamientos. Los patrones de pisadas indican juegos, tareas comunes o incluso traslados grupales. “Este tipo de detalles humanos son muy poderosos para conectar con el pasado”, afirman los investigadores, subrayando la riqueza del hallazgo para entender la vida diaria en el pleistoceno.

Un nuevo escenario para la arqueología americana

Aceptar estas fechas implicaría reconfigurar el mapa del poblamiento americano. Si se confirma que los humanos ya estaban en Nuevo México durante el Último Máximo Glacial, habría que repensar rutas migratorias, modos de adaptación y tecnologías de supervivencia en entornos hostiles cubiertos de hielo y sin acceso a recursos tropicales.

La ciencia, en proceso de revisión

Pese al peso de los nuevos datos, la controversia no se ha disipado. Parte de la comunidad científica pide prudencia y aboga por replicar estos resultados en otros yacimientos. Aun así, el trabajo de White Sands se suma a un creciente conjunto de evidencias que apunta a una presencia humana en América mucho más temprana de lo previsto.

En un continente aún lleno de incógnitas arqueológicas, el hallazgo de White Sands es un ejemplo de cómo nuevas técnicas científicas pueden transformar nuestro entendimiento del pasado. Y cómo unas simples huellas, conservadas en el barro durante milenios, son capaces de cambiar lo que sabemos sobre los orígenes del poblamiento en América.


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