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Dos métodos independientes coinciden en fechar el material analizado en 4.160 millones de años
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Un nuevo estudio liderado por investigadores de Canadá y Francia ha confirmado que las rocas más antiguas conocidas del planeta se encuentran en el norte de Quebec, en el llamado cinturón de Nuvvuagittuq. Estas formaciones, ubicadas cerca de la localidad de Inukjuak, en la región de Nunavik, han sido datadas con una antigüedad de 4.160 millones de años, lo que las convierte en un vestigio excepcional de los primeros momentos de la historia terrestre.
La investigación, publicada en la revista Science, ha estado encabezada por Jonathan O’Neil, profesor asociado del Departamento de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Ottawa. El trabajo es fruto de una colaboración con otras instituciones canadienses y francesas, e incluye a científicos como Christian Sole, Hanika Rizo (Carleton University), y el fallecido Jean-Louis Paquette, del CNRS francés.

Un debate científico de dos décadas
Los investigadores utilizaron dos métodos de datación radiométrica independientes, basados en isótopos de samario y neodimio, que arrojaron resultados coincidentes. Esta coincidencia metodológica ha permitido zanjar una controversia científica que lleva años abierta. Desde principios de los 2000, se había sugerido que estas rocas podían tener hasta 4.300 millones de años, pero otros análisis cuestionaban esa estimación y las fechaban en torno a los 3.800 millones.
La clave del hallazgo está en la datación de unas rocas ígneas intrusivas que atraviesan las formaciones volcánicas. Si estas tienen 4.160 millones de años, se deduce que las formaciones volcánicas preexistentes deben ser aún más antiguas. Así lo explica O’Neil: “Esto posiciona al cinturón de Nuvvuagittuq como el único lugar de la Tierra donde se han encontrado rocas formadas durante el eón Hadeico, los primeros 500 millones de años de nuestro planeta”.
Una muestra de la Tierra primitiva
Las muestras analizadas fueron recolectadas por primera vez en 2017, durante el máster de Christian Sole en la Universidad de Ottawa. El hallazgo inicial fue tan prometedor que motivó varios años de investigación adicional, tanto en Canadá como en Francia. Según los autores, este conjunto de rocas ofrece una ventana única para comprender cómo era la Tierra primitiva, cómo se formaron los primeros continentes y bajo qué condiciones pudo surgir la vida.
El cinturón de Nuvvuagittuq se encuentra en la orilla oriental de la bahía de Hudson, en tierras gestionadas por la comunidad inuit de Inukjuak. Debido a los daños provocados por visitas anteriores de científicos, incluida la aparición de fragmentos a la venta en internet, la comunidad ha restringido temporalmente la toma de nuevas muestras. Las autoridades locales trabajan ahora con investigadores para establecer un parque provincial que permita proteger el sitio sin frenar el acceso científico.

Una rareza geológica en la superficie
La rareza de estas formaciones geológicas se explica por los procesos tectónicos que dominan el planeta. La mayoría de las rocas primitivas han sido recicladas en el manto terrestre a lo largo de los milenios, lo que hace que conservar muestras tan antiguas en la superficie sea extremadamente inusual. Hasta ahora, las rocas más antiguas documentadas se encontraban en el complejo Acasta Gneiss, también en Canadá, con una antigüedad aproximada de 4.000 millones de años.
Con este estudio, los científicos no solo amplían el conocimiento sobre el origen geológico de la Tierra, sino que reafirman el valor científico y cultural de las regiones árticas del planeta. “Tener una muestra de lo que ocurría en la Tierra en esa época es de un valor incalculable”, señaló el vulcanólogo Mark Reagan, de la Universidad de Iowa, que no participó en la investigación.