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Opciones refrescantes y naturales que se adaptan a distintos gustos y necesidades, con ingredientes frescos y preparaciones sencillas para cualquier ocasión
Legumbres también en verano: cinco recetas sencillas y muy fresquitas para incluirlas en nuestros platos
El aumento de las temperaturas incrementa la necesidad de consumir alimentos que ayuden a mantenerse fresco. Frente a los productos ultraprocesados que llenan las estanterías de los supermercados, cada vez más personas optan por preparar en casa alternativas más naturales, ajustadas a sus preferencias y sin necesidad de conservantes ni ingredientes artificiales. Entre ellas, los polos caseros destacan por su sencillez, variedad y bajo coste.
Prepararlos no requiere equipamiento complejo ni conocimientos técnicos avanzados. Basta con contar con moldes, una batidora y un congelador. Además, permiten adaptarse a distintas necesidades alimentarias: desde versiones sin lactosa hasta propuestas sin azúcares añadidos o elaboradas exclusivamente con frutas. Por ello, se han convertido en una alternativa habitual tanto en hogares con menores como entre quienes buscan opciones más saludables.
Estos polos no solo ofrecen una forma práctica de combatir el calor, también permiten aprovechar frutas de temporada antes de que se estropeen. A través de combinaciones sencillas, es posible preparar recetas equilibradas que mantienen el sabor y las propiedades de los ingredientes frescos.
Polo de yogur griego y frambuesas
Esta receta combina la cremosidad del yogur griego natural con la acidez y frescura de las frambuesas. Para su elaboración se necesita yogur natural cremoso, frambuesas frescas o congeladas, zumo de limón, una pizca de sal, una cucharadita de azúcar y miel.
Primero, las frambuesas se mezclan con el azúcar y se remueven hasta que algunas se rompan, liberando su jugo. A continuación, se retira el exceso de líquido del yogur y se bate junto con el zumo de limón, la sal y la miel hasta obtener una textura homogénea. Se incorporan las frambuesas azucaradas y se mezcla suavemente para distribuirlas. Esta preparación se vierte en moldes para polos y se congela durante un mínimo de cinco horas.
El resultado es un polo cremoso, con un equilibrio entre el dulzor natural y la acidez de la fruta, ideal para quienes buscan un postre refrescante y nutritivo, con un aporte proteico moderado. Además, esta receta puede adaptarse sustituyendo el yogur por alternativas vegetales para personas veganas o con intolerancia a la lactosa.
Polo de sandía y kiwi
La receta de sandía y kiwi es una de las más hidratantes por el alto contenido en agua de la fruta base. Se comienza triturando la sandía, una vez retirada la cáscara y las semillas, y se añade unas gotas de zumo de limón. Esta mezcla se coloca en los moldes hasta aproximadamente la mitad de su capacidad y se congela durante una hora.

Pasado ese tiempo, se colocan finas rodajas de kiwi sobre la mezcla semisólida y se completa el molde con más puré de sandía. Tras al menos cinco horas de congelación, los polos están listos para su consumo.
La mezcla congelada presenta un contraste de colores entre el rojo de la sandía y el verde del kiwi. La receta no requiere endulzantes adicionales, ya que ambas frutas, especialmente la sandía madura, ofrecen suficiente dulzor natural. Además, al no contener lácteos ni ingredientes cocinados, mantiene el sabor fresco de la fruta cruda.
Polo de limón con menta
El polo de limón con menta combina acidez y frescor, y su preparación no requiere frutas trituradas. En este caso, se parte de un jarabe casero hecho con agua caliente, azúcar y hojas de menta fresca. Esta infusión se deja reposar para que las hojas liberen sus aceites esenciales, y después se cuela para obtener un líquido aromatizado.
Una vez frío, se mezcla con zumo de limón recién exprimido. La proporción entre ambos ingredientes puede ajustarse en función del nivel de acidez deseado. Esta mezcla se vierte en los moldes y se congela como el resto de recetas.
Este polo tiene una textura cristalina y un sabor refrescante, sin cremosidad ni pulpa. Es una alternativa idónea para quienes prefieren postres ligeros, bajos en grasa y con un toque cítrico. La inclusión de menta lo convierte también en un aliado para los días especialmente calurosos.
Polo de piña con leche de coco
Este polo se basa en la combinación de piña fresca y leche de coco, dos ingredientes que se integran con facilidad y proporcionan una textura cremosa sin necesidad de añadir nata ni productos lácteos. La fruta debe estar pelada, sin el núcleo central y cortada en trozos. Se tritura junto con la leche de coco hasta lograr una mezcla suave.
En función del grado de acidez de la fruta, puede añadirse una cucharada de azúcar o de miel, aunque este componente es opcional. La mezcla se reparte en los moldes, se colocan los palitos y se congela durante al menos cinco horas.

Esta propuesta, además de ser completamente vegetal, tiene un sabor tropical que puede recordar a bebidas estivales. Es apropiada para personas que buscan opciones sin lactosa y que prefieren recetas con ingredientes naturales, sin colorantes ni estabilizantes.
Polo de naranja
Esta receta sencilla utiliza el zumo de ocho naranjas frescas, aunque también se puede optar por zumo 100 % exprimido comprado. Se exprime el zumo y se cuela para eliminar cualquier resto de pulpa o grumos, ajustando el dulzor con azúcar al gusto.
Otra variante consiste en hervir el zumo junto con una ramita de canela durante unos minutos, dejar enfriar y luego rellenar los moldes. Se pueden añadir rodajas finas o pequeños trozos de naranja para aportar textura adicional. El zumo se distribuye en los moldes, se insertan los palitos y se congela entre tres y cuatro horas hasta que los polos estén firmes. Este helado ofrece un sabor cítrico, fresco y ligero, ideal para quienes buscan una alternativa rápida y natural para refrescarse.