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Este tipo de postre es ideal para épocas calurosas, para personas sin horno en casa o simplemente para quienes prefieran recetas prácticas. Requiere pocos ingredientes, pasos simples y no se necesita experiencia en repostería
Rápida y deliciosa: la receta de tarta helada con mascarpone y mermelada ideal para un postre veraniego
Preparar un postre delicioso no siempre requiere horno, tiempo excesivo o técnicas complicadas. En muchas ocasiones, las recetas más sencillas son también las más efectivas, especialmente si se busca un resultado vistoso y con buen sabor. La tarta de moras sin horno es un ejemplo perfecto de equilibrio entre facilidad y presentación.
Este tipo de postre es ideal para épocas calurosas, para personas sin horno en casa o simplemente para quienes prefieran recetas prácticas. Requiere pocos ingredientes, pasos simples y no se necesita experiencia en repostería. Además, la base fría, el relleno cremoso y la cobertura de fruta fresca logran una combinación de texturas muy agradable.
Las moras aportan un sabor intenso y ligeramente ácido que contrasta bien con el dulzor del relleno, además de un color atractivo que hace que el postre luzca sofisticado. Se puede preparar con antelación y conservar en frío hasta el momento de servir, lo que la convierte en una opción funcional tanto para comidas cotidianas como para ocasiones especiales.
Ingredientes clave de la receta

Para preparar esta tarta de moras sin horno se necesitan ingredientes simples, fáciles de encontrar en cualquier supermercado. La receta se divide en tres partes: base, relleno y cobertura. En la base se utilizan aproximadamente 200 g de galletas tipo Digestive, aunque pueden sustituirse por galletas integrales, de avena o versiones sin gluten si se desea adaptar la receta. Estas galletas se combinan con 100 g de mantequilla derretida, que actúa como aglutinante al enfriarse, permitiendo que la base quede compacta y con buen sabor.
El relleno está compuesto por 300 g de queso natural, sin sal, junto con 200 ml de nata para montar con un contenido mínimo del 35% de materia grasa, lo cual es fundamental para que adquiera una textura firme al enfriarse. A esto se le añaden 75 g de azúcar glasé, que puede ajustarse en función del gusto personal, y dos hojas de gelatina neutra o, cuatro gramos de gelatina en polvo. También puede utilizarse agar-agar para una versión vegetariana. Una cucharada de esencia de vainilla puede incluirse opcionalmente para aportar aroma y redondear el sabor del relleno.
La cobertura está compuesta por unos 250 g de moras, que pueden ser frescas o congeladas. En caso de usar moras congeladas, conviene descongelarlas previamente y escurrir el exceso de agua. A estas se les añaden dos cucharadas de azúcar y, si se desea una capa más firme, se puede incluir una hoja de gelatina adicional. Las moras no solo aportan sabor principal con su característico toque ácido, sino también el color intenso que hace que esta tarta luzca especialmente atractiva.
Preparación paso a paso de la tarta de moras

A continuación se detalla cómo elaborar esta tarta de moras sin horno en solo 10 sencillos pasos. Solo necesitas un poco de tiempo de refrigeración entre cada etapa para que el resultado final sea firme, cremoso y visualmente atractivo.
- Tritura las galletas y prepara la base. Tritura 200 g de galletas tipo Digestive con una picadora o manualmente. Después, mézclalas con 100 g de mantequilla derretida hasta obtener una textura de arena húmeda.
- Monta la base del molde. Vierte la mezcla en un molde desmontable y presiona bien con el dorso de una cuchara o un vaso. Después, enfríala en la nevera durante 20 minutos para que se endurezca.
- Hidrata la gelatina. Coloca dos hojas de gelatina en agua fría durante unos cinco minutos hasta que estén blandas.
- Mezcla el queso y el azúcar. En un bol, mezcla 300 g de queso crema y 75 g de azúcar glasé hasta obtener una crema lisa y sin grumos.
- Monta la nata e intégrala. Bate 200 ml de nata hasta que esté semimontada. Después, incorpórala a la mezcla de queso con movimientos suaves y envolventes.
- Disuelve la gelatina y mézclala con el relleno. Calienta dos cucharadas de leche o nata, añade la gelatina escurrida y remueve hasta que se disuelva. Después, deja templar y mézclala con el relleno.
- Vuelca el relleno sobre la base. Saca el molde de la nevera y vierte la mezcla cremosa sobre la base de galletas. Después, alisa la superficie con una espátula.
- Refrigera la tarta para que cuaje. Lleva la tarta al frigorífico y deja que cuaje al menos unas cuatro horas antes de añadir la cobertura.
- Cocina la cobertura de moras. Calienta 250 g de moras con dos cucharadas de azúcar durante unos 4 o 5 minutos hasta que suelten jugo.
- Añade la cobertura y enfría la tarta de nuevo. Vierte la mezcla de moras sobre la tarta ya cuajada. Luego, refrigera durante una hora más para que la cobertura se asiente antes de desmoldar la tarta y servirla.
Variaciones y consejos
Para darle un giro diferente a la receta, puedes sustituir las moras por frambuesas, arándanos o incluso mango en cubos pequeños, aportando nuevos sabores y texturas. Si prefieres una base más intensa y con un toque achocolatado, usar galletas de chocolate trituradas es una excelente opción que combina muy bien con frutas frescas.
Si decides incorporar mermelada en vez de azúcar, es aconsejable reducir o eliminar el azúcar añadido para evitar que quede demasiado dulce. Así, el equilibrio de sabores se mantiene perfecto.