![Identificación fotográfica] Identificación fotográfica]](https://wanted.love/uploads/news-logo/2025/06/24/4018/big-15ccf06130.jpg)
Conservación urbana - El macho había mantenido dos relaciones reproductivas en paralelo, pero mostró un compromiso escaso con sus crías, prefiriendo pasar el tiempo con su segunda pareja y alejándose durante jornadas enteras del cuidado familiar
Nacen pollitos de halcón en lo alto de la Sagrada Familia
Los trece huevos llevaban horas intactos en el nido, expuestos al sol y al polvo del teleférico sin ningún tipo de protección. La hembra de halcón se había limitado a mirarlos desde una esquina, sin moverse, sin acercarse, como si fueran algo ajeno. Su comportamiento desconcertó a los técnicos que seguían la imagen en directo desde las cámaras del programa de reintroducción. No se trataba de un descuido puntual. La madre, directamente, se negaba a incubarlos.
El seguimiento constante de las rapaces urbanas permitió detectar este patrón anómalo en una de las parejas de halcones del Port de Barcelona, integrada en el plan impulsado por el Ayuntamiento y gestionado por la entidad Galanthus Natura. En lugar de los dos a cuatro huevos habituales en esta especie, la hembra había puesto trece. Esa cifra fuera de lo común se convirtió en un problema cuando quedó claro que el macho no estaba, y que ella no pensaba continuar sola el proceso de incubación.
Los responsables del programa recurrieron entonces a una solución alternativa. Según explicó el biológoc Sergi García a COPE, se optó por trasladar los huevos al centro de cría de rapaces de Anoia, donde consiguieron salvar dos embriones. Allí nacieron dos polluelos sanos, bautizados como José y Pepi por el criador. En palabras de García, “no podíamos volver con los polluelos a este nido, se perderían”.
La amante del macho resultó fundamental para culminar el rescate
La estrategia de rescate no terminó ahí. Había que encontrar una hembra disponible, en fase de cría, que pudiera asumir a los dos pequeños. El equipo identificó a una candidata a apenas ochocientos metros, en un segundo nido también situado en una de las estructuras del teleférico. En realidad, se trataba de la amante con la que el macho había formado una segunda unidad reproductiva paralela, mientras mantenía formalmente la primera relación con la madre biológica de los polluelos.

El plan consistía en intercambiar al único pollo propio de esa hembra por los dos nacidos en incubadora, ya que el suyo, de mayor tamaño por haber nacido antes, podía integrarse en otro nido con polluelos más grandes, como hicieron en Sant Adrià de Besòs. La maniobra permitió que la hembra aceptara a los dos nuevos como si fuesen suyos, activando su comportamiento de cría. El seguimiento posterior confirmó que no solo los aceptó, sino que se volcó completamente en su cuidado.
El macho, implicado en ambas relaciones de forma simultánea, había dejado atrás a la madre original tras la puesta y pasaba la mayor parte del tiempo con la hembra secundaria. Según relató el biólogo Eduard Durany en el programa Versió RAC1 de Toni Clapés, su implicación era muy desigual: “El halcón macho prefiere estar con su amante, que es viuda, pero cuando ve a los polluelos, no le hacen mucha gracia y se marcha un día entero”.
El vínculo entre ambas hembras, el macho compartido y los movimientos entre nidos había llamado la atención desde hacía tiempo. Ya tres temporadas atrás se había detectado una dinámica extraña, en la que el macho comenzaba la cría con la hembra principal y, tras la puesta, se alejaba hacia la otra hembra, menos fértil pero estable.
A ese comportamiento se sumó otro dato que generó más preguntas. El propio Durany explicó que “la última pareja de la amante fue su padre”. Esta relación previa entre la hembra actual y su progenitor refuerza la singularidad de un caso que ha complicado la gestión de un proyecto considerado como referencia en conservación urbana.
La adopción fue un éxito para el programa de halcones
A pesar de todas estas circunstancias, los técnicos valoran el resultado del proceso. La hembra adoptiva mostró una conducta de cría activa y adaptativa, algo poco frecuente en situaciones de cambio repentino de polluelos. Según García, “cuando llegaron los polluelos, ella los incubó, les dio calor y los ha cuidado muy bien”.
Ese tipo de comportamientos, aunque están fuera de lo común, ofrecen datos relevantes para seguir perfeccionando el programa de reintroducción. En poco más de dos décadas, el plan ha logrado que nazcan más de 250 halcones en Barcelona. Las parejas reproductoras se distribuyen entre el Port, la Sagrada Família, L’Hospitalet de Llobregat y Sant Adrià de Besòs, formando una red estable de halcones urbanos que se alimentan principalmente de palomas y otras aves locales.