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El mundo como una pintura infinita: la ‘pervivencia’ de este arte más allá del lienzo
Identificación fotográfica] 15 Julio 2025, 08:15

El mundo como una pintura infinita:  la ‘pervivencia’ de este arte más allá del lienzo

La exposición ‘Nachleben. Todas las imágenes son pinturas posibles’ de Es Baluard Museu explora la pintura como un medio que, tras el paso de los siglos, ha dejado en el ser humano “la tendencia a ver el mundo en términos pictóricos”, según el director David Barro

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Hay imágenes que son inmortales. Desde los bisontes dibujados en las cuevas de Altamira durante el paleolítico, la pintura ha traspasado toda frontera más allá de su propio lienzo. Toda una serie de símbolos viajan de aquí para allá hasta alcanzar la mirada de cualquiera en forma de pintura, pero también a través de una fotografía, una novela, un meme o una película. Escenas como las de La última cena de Leonardo da Vinci resucitan en el cine de Buñuel, donde el director cambió a un grupo de mendigos por los apóstoles. Más recientemente, el cineasta Christopher Nolan puso a los desesperados soldados de la película Dunkerque frente al mar, simulando una de las pinturas más reconocidas del alemán Caspar David Friedrich.

La pervivencia de las imágenes creadas a través de la pintura atraviesa una memoria común que ha inspirado, a lo largo del tiempo, a cineastas, fotógrafos, escritores, compositores y artesanos de la cultura.

Esa nueva vida para la pintura, que sigue presente en todas partes y de todas las maneras posibles, es la idea central de la exposición ‘Nachleben. Todas las imágenes son pinturas posibles’, recientemente inaugurada en Es Baluard Museu. Esta muestra colectiva es la segunda parte de una trilogía dedicada al carácter híbrido de la pintura y la complejidad de sus manifestaciones en la actualidad.

David Barro y Soad Houman en la presentación de la exposición que vincula la pintura con la fotografía.
David Barro y Soad Houman en la presentación de la exposición que vincula la pintura con la fotografía.

En este episodio, todo gira alrededor de las múltiples relaciones entre la pintura y la fotografía y en cómo esta última “ha recogido la tradición estructural y rítmica en cuanto a colores, figuras, patrones de luz y géneros temáticos”, explica David Barro, director del museo y comisario de la exposición junto a Soad Houman, cordinadora de registro y colección de Es Baluard Museu.

“La pintura es una manera de pensar y mirar lo que nos rodea. Han pasado muchos siglos, pero todavía tenemos la tendencia a ver el mundo en términos pictóricos”, expresa Barro, quien añade que “hay muchos cineastas imposibles de entender sin su relación con la pintura, como David Lynch o Michelangelo Antonioni. La contaminación de la pintura está en un montón de sitios y de ahí surge esta exposición, para hablar de su resurrección y entender el renovado estado vitamínico de la pintura”, añade el comisario.

La pintura es una manera de pensar y mirar lo que nos rodea. Han pasado muchos siglos, pero todavía tenemos la tendencia a ver el mundo en términos pictóricos

David Barro Director de Es Baluard

El vínculo entre pigmento e imágenes fijas es un tema de marcado interés y debate en la actualidad de los museos, tal y como se demuestra en la exposición Los impresionistas y la fotografía del Museo Thyssen de hace apenas cinco años o la muestra Capturing the Moment [Capturando el momento] de la Tate Modern de Londres en 2023, que revisaba esta cuestión a través del trabajo de unos cuarenta artistas modernos recordando que “la llegada de la fotografía cambió para siempre el rumbo de la pintura”. En el caso de Es Baluard Museu, la muestra se construye a través de 19 obras que provienen de la colección del museo, incluyendo adquisiciones recientes y piezas que provienen del depósito de la Fundación Barrié que todavía no habían sido exhibidas en Mallorca.

La exposición exhibe la obra de artistas como Ignasi Aballí, Marina Abramović, José Manuel Broto, Jean-Marc Bustamante, Toni Catany, Carlos Correia, Gil Heitor Cortesão, Susy Gómez, Pierre Gonnord, Miki Leal, Rita Magalhães, Tracey Moffatt, Perejaume, Tomás Pizá, Andrei Roiter, Simeón Saiz Ruiz, Alain Urrutia, Darío Villalba y Peter Zimmermann. A través de sus trabajos, la muestra señala cómo el cuadro pictórico consiguió extrapolarse al encuadre fotográfico y cómo la pintura se expresa más allá de la propia pintura.

El artista Alain Urrutia trabajando recientemente en su estudio.
El artista Alain Urrutia trabajando recientemente en su estudio.

En este sentido, Soad Houman explica que “esa reinterpretación del medio pictórico lo advertimos desde la particularidad de cada uno de los y las artistas incluidos como, por ejemplo, Toni Catany, Pierre Gonnord y Marina Abramović; los vínculos entre la pintura y otros medios como el cine o la televisión se hallan en las obras de Tracey Moffatt, Simeón Saiz Ruiz o Carlos Correia; mientras otros creadores lo hacen a la inversa, recurren a la fotografía para desarrollar la práctica pictórica como es el caso de André Roiter, Miki Leal o Tomás Pizá”.

Miki Leal, La obra maestra desconocida, 2009. Cortesía de Es Baluard Museu © de la obra, Miki Leal, VEGAP, Illes Balears, 2025.
Miki Leal, La obra maestra desconocida, 2009. Cortesía de Es Baluard Museu © de la obra, Miki Leal, VEGAP, Illes Balears, 2025.

Una pintura viviente contra las guerras

Un buen ejemplo de ello se encuentra en la obra The Family A de Marina Abramović. En 2006, la artista se trasladó al Sudeste Asiático para convivir junto a un chamán. Durante su estancia en Laos, la reconocida artista de la performance observó cómo los niños compraban armas de juguete durante la ceremonia de unos monjes budistas. Así comenzó Eight Lessons on Emptiness with a Happy End, un proyecto sobre la constante presencia de la violencia y la guerra, para el que preparó un vídeo protagonizado por niños vestidos con ropa militar donde mostraba diferentes fases de un conflicto bélico.

De esta pintura viviente sobre la guerra surgió más adelante una serie de fotografías en las que la creadora vuelve a aparecer junto a los niños que protagonizaron el vídeo. Una de estas imágenes es la que precisamente forma parte de la exposición y que muestra la composición típica de un retrato de familia, donde un niño armado y con uniforme de soldado se sienta sobre las piernas de Abramović. La obra, que alude a la prolongación de la pintura a través del vídeo y de la fotografía, denuncia a su vez las guerras y la violencia desde el museo.

Uno de los artistas cuya obra reúne pintura y fotografía es Alain Urrutia. Sus pinturas, cercanas al realismo que puede retratar una cámara de fotos, son en su mayoría en blanco y negro y le sirven para hablar de su memoria personal sin olvidar que forma parte de una memoria colectiva aún mayor. “Es posible pintar cualquier imagen, otra cosa es con qué motivo. La obra de esta exposición tiene ya quince años y aún me sigo viendo reflejado en esa búsqueda de la incomodidad a través de la pintura”, cuenta a elDiario.es.

Durante los últimos años, Urrutia ha rescatado marcos italianos de los años sesenta que ha rellenado con pinturas, como si fueran fotografías de otra época. Todas ellas inspiradas en el archivo fotográfico, tanto analógico como digital, que lleva alimentando desde sus inicios. Respecto a la relación de la pintura con la fotografía, indica que “es una herramienta útil que los grandes maestros ya utilizaban, como Johannes Vermeer; él pintaba con la cámara lúcida, proyectando sobre el lienzo lo que después se fijaba a través de la pintura”. “Más adelante, con la llegada de la fotografía, la pintura tuvo que replantearse y entonces llegaron las vanguardias”, añade.

Alain Urrutia, Incomodidad y otros tiempos, 2010.
Alain Urrutia, Incomodidad y otros tiempos, 2010.

El pintar como un gesto punk

La obra del pintor Tomás Pizá es una pieza de gran formato de reciente adquisición por parte del museo. Su cuadro, situado frente a una fotografía de Toni Catany, parece resaltar el punto de partida del artista. “Aunque lo veo de forma natural, es una parte siempre oculta de mi trabajo, pero yo puedo hacer estudios fotográficos de entre cincuenta y sesenta imágenes de un mismo objeto buscando su luz, que es lo que más me interesa”, comenta Pizá a elDiario.es.

La pintura que puede verse en la exposición forma parte de una serie de trabajos que nació durante su estancia en Londres, donde el artista estudió un máster de pintura. Inspirado por el escritor inglés Iain Sinclair y la psicogeografía -un término que sirve para explicar los efectos del ambiente geográfico y urbano en el comportamiento de las personas-, buscó espacios modificados o que iban a desaparecer hasta que encontró un jardín comunitario amenazado por su propia venta.

Tomás Pizá, There were parking lots now it’s a peaceful oasis, 2009.
Tomás Pizá, There were parking lots now it’s a peaceful oasis, 2009.

Pizá recuerda que el jardín encontró en el vecindario “una respuesta popular muy fuerte”, que lo ocupó con construcciones “para evitar que lo arrasaran y donde apareció una enorme muralla de hormigón que parecía el Muro de Berlín”, según el artista. Así, en aquella época se dedicó a pintar ese espacio urbano en transformación durante su último año y medio de existencia en el proyecto titulado Nothing but flowers, en homenaje a la canción del grupo británico de post-punk Talking Heads.

La pintura, en el caso de este artista, es el cuaderno de dibujo de un arquitecto que viaja y deambula por la urbe persiguiendo una luz que después detalla en trazos rápidos, urgentes y sin refinamiento para documentar todo aquello que las ciudades podrían perder. “La pintura es muy punk, es un medio de una precariedad bien entendida, la del Do It Yourself [Hazlo tú mismo]. De hecho, puedes pintar con tecnologías del Plestoiceno sin nada más que tus ideas, sin interlocutores ni laboratorios de imagen, solamente con unos botes de pintura y una superficie”, concluye el pintor.

La pintura es muy punk, es un medio de una precariedad bien entendida, la del Do It Yourself [Hazlo tú mismo]. De hecho, puedes pintar con tecnologías del Plestoiceno sin nada más que tus ideas

Tomás Pizá Pintor
La pintura de Tomás Pizá es el cuaderno de dibujo de un arquitecto que viaja y deambula por la ciudad. Cortesía del artista
La pintura de Tomás Pizá es el cuaderno de dibujo de un arquitecto que viaja y deambula por la ciudad. Cortesía del artista

Del mismo modo, la obra Sin título nº 94 de Susy Gómez refleja una imagen híbrida donde la fotografía, la pintura y la performance se cruzan para “huir de una etiqueta y crear un espacio interzonal con la voluntad de romper los límites conceptuales de los arquetipos masculino y femenino o el de la moda y el arte”, según expresa la creadora.

Su trabajo, que gira en torno a la autobiografía, incide en los cimientos de su propia infancia cuando recurre a las revistas de moda y las interviene, trayendo al presente y recordando los magazines que traían las clientas extranjeras al hotel de sus padres en Mallorca. “La pintura es un referente bidimensional que recorre toda la historia del arte y que nace de la impronta de una mano sangrante en una cueva”, concluye Gómez.

La pintura no es lo último en Tik Tok

Si las obras de arte de una exposición fuesen historias de Instagram, el visitante no duraría mucho más de un minuto en el museo. Sin embargo, ¿podría decirse que esa muestra ha sido realmente vista? En pleno auge de la pintura, en medio de un mundo saturado por imágenes infinitas en redes sociales, los pintores reivindican sus voces entre el ruido diario. ¿En qué medida ha cambiado la percepción humana de la imagen con el uso instantáneo de las plataformas digitales?

El artista Alain Urrutia cuenta que cuando vivía en Londres iba con sus amigos a ver exposiciones y en una mirada rápida creían haber visto todo. “Aquello era lo mismo que vemos hoy en día en las redes sociales, no nos parábamos a pensar en las imágenes”, recuerda el creador, quien incide en que “de manera inconsciente, cuantas más imágenes tenemos, menos las vemos. Para que eso no pase, trato de hacer cuadros muy pequeños para que los visitantes se tengan que acercar o muy grandes para que invadan su espacio”. A este respecto, Susy Gómez tiene una opinión similar: “La pintura tiene alma, sudoración, latidos y presencia, en las redes todo queda homogeneizado y deshumanizado”.

La pintura tiene alma, sudoración, latidos y presencia, en las redes todo queda homogeneizado y deshumanizado

Susy Gómez Artista

Desde el punto de vista del museo, el director de Es Baluard, David Barro, expresa que estos espacios culturales deben “invitar a una cierta pausa y a un paréntesis donde podamos repensar una imagen que no captamos inmediatamente, y ahí la pintura juega un papel diferente al de siglos atrás”. “Antes la pintura o la escultura tenían la capacidad de impresionar, pero ese papel hoy está en los espectáculos y la función del arte es otra mucho mayor”, añade. En cualquier caso, y sea como sea, la pintura siempre vuelve.


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