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El héroe discreto que organizó trenes, visados y hogares para rescatar a cientos de niños checos de los nazis en 1939
Identificación fotográfica] 12 Julio 2025, 18:15

El héroe discreto que organizó trenes, visados y hogares para rescatar a cientos de niños checos de los nazis en 1939

Nicholas Winton cambió un viaje a los Alpes por una visita urgente a Praga, donde conoció la desesperación de padres judíos que buscaban desesperadamente cómo proteger a sus hijos

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Los niños que llegaban a los campamentos nazis eran separados con rapidez de sus familias, etiquetados, y redirigidos a barracones atestados donde el frío, la desnutrición y las enfermedades reducían las probabilidades de supervivencia a mínimos extremos.

Quienes eran considerados aptos para trabajar sufrían una explotación continua, sin apenas descanso ni atención médica, mientras que los más pequeños, al carecer de utilidad laboral inmediata, eran eliminados en los primeros días tras su ingreso.

A medida que la guerra avanzaba, el trato se volvió aún más brutal, con experimentos médicos, traslados forzosos y ejecuciones sistemáticas. En ese contexto desolador, las posibilidades de salvación para los menores se reducían a gestos extraordinarios que escapaban a la lógica del sistema nazi, como el que puso en marcha Nicholas Winton en Praga en 1939.

Un cambio de vacaciones lo llevó a enfrentarse al drama de cientos de familias

El viaje que debía llevarlo a esquiar por los Alpes terminó desviado por una llamada de su amigo Martin Blake. Aquel cambio de planes le hizo aterrizar en Checoslovaquia y enfrentarse a una situación que no esperaba. Cientos de familias, la mayoría judías, buscaban alguna manera de proteger a sus hijos del avance de los nazis. En ese ambiente, Nicholas Winton improvisó una red que acabaría salvando la vida de más de 600 menores.

Su centro de operaciones fue una pequeña habitación en un hotel de Praga, donde empezó a recoger las solicitudes de ayuda de padres que, conscientes del peligro, estaban dispuestos a separarse de sus hijos para evitarles un destino fatal. Winton tomó nota de cada caso, organizó listados, contactó con familias de acogida en Reino Unido y gestionó visados a contrarreloj. El medio británico The Guardian señala que el propio Winton explicó que se sintió obligado a intervenir porque “nadie más lo estaba haciendo”.

Winton salvó a muchos niños de la barbarie nazi
Winton salvó a muchos niños de la barbarie nazi

El primer tren partió de la estación principal de Praga el 14 de marzo de 1939. Viajaba con una veintena de niños que cruzaron Alemania, entraron en los Países Bajos y embarcaron rumbo a Inglaterra. Después de esa primera expedición, siguieron otras siete. Según recoge la BBC, Ruth Halova, una de las niñas que formó parte de aquel plan, explicó que “había una locomotora de vapor, y los viejos vagones estaban hechos con tablas de madera”.

Cada niño necesitaba un tutor, una fianza y una familia dispuesta a acogerlo

La logística era compleja y peligrosa. Cada menor necesitaba un tutor legal en Reino Unido, una familia que le acogiera y una fianza de 50 libras, que entonces equivalía a varios meses de sueldo. Winton se encargó personalmente de buscar esos apoyos a través de anuncios en la prensa británica y de contactos personales. Su esfuerzo evitó que cientos de menores fueran enviados a campos de exterminio.

Uno de los relatos más duros lo ofreció años después Thomas Bermann, rescatado por Winton, en un acto celebrado en Londres. El diario The Times recogió que Bermann contó que sus padres le dijeron que se iba “de vacaciones con el tío Hans Popper a Folkestone”. No se despidieron con lágrimas, intentaron protegerle del miedo. Nunca volvió a ver a su padre.

Winton regresó a Inglaterra antes del verano, pero dejó en Praga a colaboradores como Trevor Chadwick y Doreen Warriner, que siguieron coordinando las salidas hasta el último tren. El noveno estaba previsto para el 1 de septiembre, pero ese mismo día Alemania invadió Polonia. El convoy, con 250 niños listos para partir, jamás llegó a salir. “Si el tren hubiera salido un día antes, habría pasado”, explicó el propio Winton en una entrevista publicada por The Guardian en 2015.

Durante medio siglo guardó silencio sobre la operación que había liderado

Pese a lo que logró, Winton no habló del tema durante décadas. En 1988, su esposa encontró en el desván un cuaderno con fotos y nombres de los niños rescatados. Se lo enseñó a la historiadora Elisabeth Maxwell, lo que derivó en su aparición en el programa de la BBC That’s Life. Allí conoció cara a cara a algunas de las personas que había ayudado a salvar. Su reacción quedó grabada en vídeo.

A lo largo de los años, recibió reconocimientos de varias instituciones, incluida la Orden del Imperio Británico. En una entrevista de 2014, recogida también por The Guardian, explicó que no se consideraba protagonista de una hazaña extraordinaria: “Se convirtió en algo importante, pero no lo parecía cuando lo hice”.

Nicholas Winton murió con 106 años en 2015, justo el mismo día del aniversario del mayor de los transportes que organizó. Su legado, a pesar de haber permanecido en la sombra durante medio siglo, quedó plasmado en cientos de vidas que pudieron continuar.


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