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La odontología se acerca al diente perfecto con un implante que crece, se adapta y transmite señales al cerebro
Identificación fotográfica] 09 Julio 2025, 12:15

La odontología se acerca al diente perfecto con un implante que crece, se adapta y transmite señales al cerebro

Aplicación clínica - El nuevo modelo evita que el implante se suelde directamente al hueso y promueve la formación de un tejido blando que permite la reconexión de fibras nerviosas

Cuando los dentistas no solo cuidaban dientes y también diseñaban máquinas de ejecución y golosinas

En la última década se han colocado 17 millones de implantes dentales en España, según estimaciones realizadas por la compañía internacional de estudios de mercado Key-Stone. Esa cifra, que crece sin pausa, refleja una transformación importante en la forma de entender la salud bucodental. El implante ya no se ve como una solución extrema, sino como un reemplazo habitual que garantiza funcionalidad, duración y apariencia.

Sin embargo, hay una función fundamental que todavía no se había logrado reproducir del todo. Esa carencia acaba de ser abordada por un equipo de la Universidad de Tufts con una propuesta que va más allá de lo mecánico.

Una capa intermedia permite recuperar sensaciones al conectar el implante con el sistema nervioso

La diferencia esencial no está en el material ni en la forma del implante, sino en lo que ocurre entre el tornillo y el hueso. El nuevo modelo, probado en roedores, evita la fusión directa con la mandíbula para permitir el crecimiento de una capa intermedia de tejido blando. Esa membrana, ausente en los implantes tradicionales, es clave porque sirve de vía para que las terminaciones nerviosas vuelvan a conectarse con el sistema nervioso central. Esa recuperación sensorial cambia por completo el comportamiento de la prótesis dentro de la boca.

La clave está en un recubrimiento flexible con células madre y proteínas regenerativas
La clave está en un recubrimiento flexible con células madre y proteínas regenerativas

Los investigadores recubrieron el implante con una capa biodegradable hecha de nanofibras elásticas. El revestimiento está diseñado para adaptarse a la cavidad mediante un sistema de expansión progresiva, parecido al funcionamiento de una espuma de memoria comprimida. En su interior se incorporaron células madre junto con una proteína de crecimiento conocida como FGF-2, que guía la regeneración del tejido nervioso. La intención es que esa combinación desencadene una reconexión biológica que restaure parte de la sensibilidad perdida.

Esa sensibilidad, llamada propiocepción dental, ha estado ausente en todos los implantes fabricados hasta ahora. La razón está en la eliminación del ligamento periodontal, una capa blanda con abundantes terminaciones nerviosas que conecta el diente natural con el hueso. Cuando se sustituye una pieza por un implante fijo de titanio, ese vínculo sensorial desaparece, lo que altera tanto la percepción al masticar como algunos matices del habla.

Los primeros resultados en animales abren la puerta a futuras aplicaciones clínicas

Los autores del estudio detallaron en Scientific Reports los resultados de las pruebas realizadas seis semanas después de la operación en roedores. En las imágenes obtenidas mediante escáner, observaron que el implante no se había soldado al hueso como en los modelos tradicionales. En su lugar, permanecía suspendido en un espacio regular de entre 0,7 y 0,9 milímetros, sostenido por el nuevo tejido en regeneración. Esa separación controlada abre la posibilidad de que las fibras nerviosas vuelvan a crecer alrededor del implante.

El equipo explicó que la clave del avance no está solo en el diseño del implante, sino también en la forma de colocarlo. En lugar de perforar el hueso como se hace habitualmente, se aplica un método menos invasivo que consiste en insertar la prótesis en un alveolo ligeramente más amplio. Así, la expansión del material recubierto permite que el implante se fije por compresión suave, sin dañar las estructuras nerviosas que rodean el hueco.

Restaurar la conexión natural entre diente y cerebro es el objetivo final
Restaurar la conexión natural entre diente y cerebro es el objetivo final

Jake Jinkun Chen, investigador principal de la Escuela de Medicina Dental de Tufts, explicó que la finalidad de este nuevo sistema va más allá de fijar una corona estética al maxilar. En su análisis publicado por la propia universidad, señaló que “los dientes naturales se conectan al hueso a través de un tejido blando rico en nervios, que ayuda a detectar presión y textura y guía la forma en que masticamos y hablamos”.

Los próximos ensayos permitirán saber si el sistema transmite sensaciones reales

Hasta ahora, los implantes convencionales han servido como solución funcional ante la pérdida dental, pero al actuar como piezas inertes provocan un uso excesivo de la fuerza al masticar, alteraciones en la articulación mandibular y cambios leves en el habla. El objetivo del nuevo diseño es restaurar el bucle de comunicación entre diente, mandíbula y cerebro, algo que se perdió al prescindir del ligamento natural.

Los próximos pasos del estudio incluyen medir la actividad cerebral de los roedores para comprobar si la nueva red nerviosa creada por el implante transmite señales reales de presión o temperatura. Si se confirma esa conexión, los investigadores pasarán a ensayos en animales de mayor tamaño antes de iniciar pruebas clínicas en humanos. El propio Chen adelantó que “esta nueva técnica también podría aplicarse en otro tipo de implantes óseos, como los usados en fracturas o reemplazos de cadera”.


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