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Asturias quiere salvar sus hórreos, cabazos y paneras con un centenar ya propuestos para ser protegidos
Identificación fotográfica] 29 Junio 2025, 08:15

Asturias quiere salvar sus hórreos, cabazos y paneras con un centenar ya propuestos para ser protegidos

La Asociación Amigos del Hórreo Asturiano ha elevado a la Consejería de Cultura la propuesta para que cien de estas construcciones típicas sean catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC)

Miles de hórreos esperan en Asturias una reforma normativa que garantice su supervivencia

Debajo de un hórreo duerme la siesta Antonio. Es el mismo hórreo en el que jugó a las canicas siendo un guaje, el mismo sitio en el que también jugaba al escondite con sus primos y al que ayuda a subir las patatas y las espigas de maíz cuando todavía se vivía del campo en los pueblos de Asturias, cuando había que proteger las cosechas de los ratones. Antonio García mira hoy el hórreo quizás con más admiración que nunca, porque lo mantiene vivo, y mira que han pasado generaciones. Es el hórreo el símbolo que le une con su pueblo, en Peñaflor, y aunque él vive en Gijón, cada fin de semana disfruta abriendo la puerta de madera, dejando que el aire corra por las paredes de tablas, viendo cómo el gato sube para que le dé el sol y, si cuadra, guardando alguna de las patatas que este año le ha dado por sembrar en el huerto, en una tierra que llevaba más de quince años en barbecho. Cuando Antonio abre el hórreo, vuelve a ver a su abuelo sentado afilando una guadaña con su piedra de cabruñar, y parece que el olor a empanada de chorizo lo inunda todo. Ese hórreo es su cordón umbilical, y solo quiere protegerlo, que siga en pie.

Asturias tiene en torno a 20.000 hórreos, paneras y cabazos, y hay quien se ha empeñado en salvarlos porque son la muestra más viva de la cultura asturiana, del arraigo hacia el pueblo y del respeto a las generaciones pasadas que tanto trabajaron para forjar la sociedad actual, el mundo en el que vivimos.

Para ello, la Asociación Amigos del Hórreo Asturiano ha elevado a la Consejería de Cultura la propuesta para que cien de estas construcciones típicas sean catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC), una figura de protección que se materializa prácticamente en dos cosas: una, en poder optar a más ayudas para su conservación, rehabilitación y mantenimiento; y dos, dotarlos de una mayor figura de protección. La Consejería garantizará que esta catalogación no influya en los usos de los terrenos ubicados cerca del hórreo, es decir, que el pueblo pueda mantener la vida de pueblo tal y como lo hacía hasta ahora. El BIC conserva la construcción, pero no ahoga al vecino.

Hórreos en Peñaflor
Hórreos en Peñaflor

Tal y como explica Fernando Mora, arqueólogo y miembro de la Asociación del Hórreo de Asturias, todos los elementos que sean declarados como BIC son especiales y han de cumplir algunos requisitos esenciales: “Ser antiguos y mantener un uso tradicional, contar con pinturas o tallas originales, estar en buen estado de conservación y ubicarse en un entorno vinculado a la propia construcción”, concreta Mora. Obviamente, dentro de esta primera selección de cien elementos que aspiran a ser BIC, se encuentra el hórreo de Piedrafita, en la parroquia de Vallés, en Villaviciosa, considerado el fósil guía, es decir, el más antiguo del que se dispone de datos, aunque se cree que las primeras construcciones asturianas de este tipo son de finales del siglo XV. El hórreo de Piedrafita data de 1507, tal y como aparece tallado en un liño.

Al mismo tiempo que se tramitan estas figuras de protección, que además se irán ampliando a más construcciones de forma progresiva, desde la asociación se trabaja en otras líneas para garantizar que hórreos, paneras y cabazos continúen en pie en Asturias. Con la consejería se ha abierto la puerta a darles nuevos usos a todas estas construcciones, es decir, se permitirá que aquellos que no están protegidos puedan habilitarse como habitación, biblioteca, un despacho… ¿Por qué? Lo explica Fernando Mora: “Con el abandono progresivo de las actividades tradicionales del campo, es fundamental permitir darle otra vida al hórreo, flexibilizar su uso, siempre con unas normas concretas y específicas y manteniendo la imagen tradicional de la propia construcción. Cuando las personas usan un espacio, lo mantienen vivo de forma natural”, concreta Mora. Estos nuevos usos aparecen recogidos en el Plan del Horru, que se incluye dentro de la Ley de Patrimonio Cultural de Asturias y que abrirá las puertas a estos nuevos usos, adaptados a la vida actual. Se está trabajando en ello.

Los hórreos, paneras y cabazos podrán ser complemento de una edificación, pero nunca una construcción principal, y es que siempre han estado vinculados a una casa y así seguirá siendo.

Hórreos en Peñaflor
Hórreos en Peñaflor

Haciendo una radiografía de cuál es la situación de estas construcciones tradicionales en Asturias, explica Irene Muñiz, geógrafa de la asociación, que algo está cambiando en Asturias en los últimos años, y ahí ellos han tenido mucho que ver, trabajando en favor de la puesta en valor de estos elementos tradicionales, asesorando a cada persona que quiere rehabilitar un hórreo o una panera, fomentando en las escuelas la cultura tradicional asturiana, explicando qué es un hórreo, una panera o un cabazo, cuál es su simbolismo e importancia y la importancia de no dejarlos caer. “La sociedad está cambiando su mirada; actualmente ya se les da un valor que va más allá de lo arquitectónico”, explica Muñiz.

Desde la Asociación Amigos del Hórreo trabajan a través del programa Tentemozos, una iniciativa muy bien pensada que conjuga a la perfección cultura, tradición y diversidad. Este programa, que se ha puesto en marcha en colaboración con el ayuntamiento de Carreño, convierte en guías a personas con diversidad funcional, que hacen visitas guiadas por cuatro paneras representativas de los siglos XVlll y XlX y que se levantan en Guimarán. Se hace un repaso a la historia, a sus elementos más importantes, a las decoraciones… Además, también han dado el salto a los colegios, y han visitado más de doscientos, en una apuesta firme por llevar a los jóvenes los valores tradicionales y explicarles el porqué del valor de estas figuras.

“Se están dando pasos adelante”, concreta Muñiz.

Es importante precisar que las ayudas económicas que ofrece el Principado para la restauración de estos elementos aumentan cada año, aunque también es verdad que los propietarios se quejan de que la burocracia es demasiado densa, tanto que algunos optar por arreglar la construcción sin solicitar estas ayudas. “Las reparaciones no son baratas, estamos hablando de maderas artesanales, de retejar… Lo importante es conservarlo, porque si llega a caerse entonces la inversión es mayor. El mantenimiento es importantísimo, aunque también es cierto que muchas personas han levantado su hórreo del suelo”, concreta Mora.

Y también es cierto que, otros muchos, ha caído y nadie los ha levantado. Ese es el objetivo, lograr que no caiga ni uno más.

Hórreo de Piedrafita, el más antiguo de Asturias
Hórreo de Piedrafita, el más antiguo de Asturias

Iniciativas como Ayalga, también lanzada desde la Asociación Amigos del Hórreo, que permite adoptar un hórreo, o lo que es lo mismo, pone en contacto a gente que dona un hórreo porque no puede hacerse cargo de él y otra persona que si lo quiere y está dispuesto a restaurarlo, también están dando sus frutos. “Se hace un cambio de titularidad y se traslada el hórreo, eso sí, teniendo en cuenta que nos encontremos dentro de la misma zona cultura”, concreta Mora. Desde la asociación se sorprendieron porque cuando comenzaron con este programa presentían que iban a recibir muchas llamadas de gente interesada en donar, y la realidad fue la contraria, la gente quiere un hórreo y hay más demanda que oferta. Fue la primera señal de que algo estaba cambiando. “Tener un hórreo presta”, apostilla Fernando.

Otra de las líneas de trabajo es el proyecto Pegoyu, donde se rescatan piezas reutilizables que restaurante carpinteros profesionales y a las que se les da una nueva vida. “Rescatamos piezas de hórreos que están el suelo y que son accesibles para otra gente”, concretan desde la Asociación.

Desde el año 1973 los hórreos, paneras y cabazos están protegidos en Asturias a través de un Decreto que prohíbe su destrucción, pero la vida ha hecho sus propios planes. Los pueblos se están vaciando y con ello, la memoria de muchos que ya no tienen arraigo con el pueblo o que simplemente no disponen de los medios para rehabilitarlo o conservarlo. Nadie sabe decir cuántos hórreos se han dejado caer en Asturias, pero todo el mundo ha visto más de uno y de dos. Ahora, la esperanza está puesta en todas estas medidas, que respalda la Asociación de Amigos del Hórreo de Asturias y que buscan apuntalar el sentimiento y el amor por la cultura tradicional para que ningún hórreo se deje caer, que los pegollos se sostengan.


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